A pesar de las evidencias y testimonios demostrando que fueron arrojados a la basura libros y otros documentos pertenecientes al Archivo Nacional de Música, la directora general de Bellas Artes, profesora Bernarda Jorge, envió una Aclaración Pública a HOY desmintiendo las denuncias publicadas por la periodista Ángela Peña en varias entregas del suplemento Areito en las que se reproducen nombres, fotos y el material encontrado por las personas que lo devolvieron.
La extensa comunicación de cuatro páginas a un espacio, es prácticamente la reiteración de las réplicas que tanto a esos reportajes como a un editorial de este diario enviaron el señor secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, el director del Archivo Nacional de Música, Caonex Peguero, y la propia señora Jorge.
Dice la funcionaria que su intención es despejar la confusión y desconfianza que intentaron sembrar esas publicaciones en torno a la paternidad del Himno Nacional y la preservación del patrimonio documental musical de la nación. Califica de especulaciones, insinuaciones y desinformaciones las revelaciones vertidas en torno al Himno Nacional Dominicano y se basa para emitir esos conceptos en una entrevista que la periodista Ángela Peña, por su propia iniciativa, hizo a la señora Rosa Meléndez, ex Consejera Cultural de la embajada dominicana en Madrid, precisamente con la intención de ofrecer el mayor número de versiones que pudieran esclarecer la denuncia hecha originalmente por el ex director del Archivo General de Música, señor Julio César Paulino.
Meléndez tan solo aclaró que un descendiente del músico Juan Macho no reclamaba la paternidad del canto patrio. Simplemente quería conocer la música del Himno y dejar constancia de la existencia de aquella partitura. Pese a que la señora Meléndez anunció tener dirección y teléfono del nieto, Jesús Benito Macho, y de otra persona interesada en traer al país documentos originales de las guerras de Restauración, ningún funcionario de Cultura o de otra institución dependiente, se ha motivado a pedírselos o interesado por invitarlos a la República Dominicana.
Las investigaciones realizadas a la fecha dan cuenta de que no existe ningún registro o prueba documental de que en el Archivo haya existido en algún momento el manuscrito del Himno Nacional o el original de un estudio que se atribuye el Sr. Paulino acerca de dicha pieza. Personas entrevistadas que estuvieron ligadas a la institución también lo han asegurado, escribió la profesora Bernarda Jorge, lo que confirma la revelación hecha por el propio Paulino de que estas pruebas, según él, es probable que se desvanecieran en el vertedero de Duquesa.
Asegura la señora Jorge, por otro lado, que la Antología Musical de la Era de Trujillo 1930-1960 se encuentra en perfecto estado de conservación al igual que la colección de La Voz Dominicana, también mencionada como perdida o arrojada a la basura en los artículos de la periodista y precisa que el IV tomo de la Antología es el único en el cual se consigna la donación que hizo el Sr. Ángel Miolán.
En ese párrafo hay una equivocación de la distinguida profesora, que atribuye a la periodista versiones de informantes quienes avalaron con sus pruebas y fotos sus afirmaciones.
Es la referente a la Antología. Si el Archivo conserva la colección, entonces el señor Miolán donó dos juegos. En el que le fue mostrado a la redactora de HOY por el señor Catalino Frías, cuya foto fue publicada, dice que fueron donados por Ángel Miolán el 16 de octubre de 1981 y esta nota aparece en los volúmenes primero, segundo, tercero y quinto de cinco que el señor Catalino Frías asegura que le entregó un señor que lo sacó de los zafacones del patio del Conservatorio junto a otros libros y documentos.
En su larga misiva, la profesora Jorge dice que es totalmente incierto que en la mudanza se perdieron muchísimas partituras de muchos otros dominicanos de hace 50, 60, 70 años. Esa fue una aseveración de los señores Gustavo Wiese Santana y Héctor López y de guardianes y conserjes que entregaron también materiales y pidieron se omitieran sus nombres. Wiese y López, sin embargo, condicionaron la devolución a que se les tomara fotos entregando lo que encontraron disperso en la basura, asegurando que no pudieron recoger más documentación porque no tenían cómo transportarlos, pero que los papeles rodaban y volaban por el patio del Conservatorio. Los documentos de Wiese y de López fueron devueltos a la dirección General de Bellas Artes con acuse de recibo.
Significa Jorge que quien hizo tal denuncia, de acuerdo al testimonio ofrecido a la Comisión, se estaba refiriendo a la pérdida desde hacía años de documentos valiosos en el sótano del Palacio de Bellas Artes, dado que allí se amontonaron tradicionalmente los archivos y documentos fuera de utilización de todas las dependencias.
La profesora Bernarda Jorge, quien en ninguna parte de su extensa declaración se refirió a las dos cajas de documentos que también encontró el barítono Fausto Cepeda en la basura, expresa que nada hace presumir, según la opinión de técnicos competentes, que hayan sido arrojados a la basura varios documentos y libros que fueron entregados a la periodista al año de haberse producido la mudanza de los fondos del Edificio de las Escuelas de Bellas Artes y que se presentan como prueba de la alegada desaparición de documentos. Según ella, este material se encuentra limpio y sin signos de haber estado en contacto con basura o tierra. La investigación en proceso determinará la procedencia real de los mismos.En sus conclusiones finales, la profesora Bernarda Jorge expresa: No vamos a caer en la tentación de especular acerca de lo que pasó con el fondo documental del Archivo durante los doce años de gestión del Sr. Paulino, cuando se acentuó la debilidad institucional, ineficiencia y precariedad crónica de la institución.