Aprovechamiento turístico del Sur está en las montañas, de espalda al mar
Sorprende a los expertos del turismo y a los interesados en ese aspecto del negocio de cómo se desarrollan las atracciones naturales de la costa Norte y del Este para aprovechamiento turístico.
Y casi las 90 mil habitaciones hoteleras de las que existen en el país se ubican en la costa playera desde Manzanillo hasta Boca Chica.
Es la costa norte de la isla que recibe cada año las inclemencias del tiempo invernal y por lo general transcurre la temporada con el castigo de los frentes fríos que casi semanalmente descienden de los Estados Unidos y aquí llegan convertidos en torrenciales aguaceros, bajas temperaturas, fuertes vientos y grandes oleadas.
Durante días se afectan las operaciones de los hoteles que le ofrecen a los visitantes de los hoteles las bellezas circundantes con un paisaje inolvidable que cautiva a los turistas y dominicanos asiduos a ese confort.
Esos inconvenientes del clima de las primeros meses de cada año son mínimos por la seguridad posterior de que se van a disfrutar de días de sol y aguas cálidas.
La costa sur, desde la desembocadura del río Nigua hasta la frontera en la desembocadura del río Pedernales, ofrece al viajero los más bellos paisajes de montañas al filo del mar, estrechas playas muchas de arena negra o llenas de gravilla.
Las bahías de Las Calderas, Ocoa, Neiba y de Las Aguilas ofrecen sus bellezas playeras enmarcadas por las montañas colindando con las aguas del mar Caribe.
Son las opciones más viables para el desarrollo turístico de la región. En la actualidad se lleva a cabo el desarrollo de Puntarena al pie de la desembocadura del río Ocoa, del cual está protegido por la montaña loma del Burro que resguarda la playa de Los Corbanitos de la amenaza de un río Ocoa rara vez en estos tiempos envalentonado con sus aguas desbordadas.
El desarrollo turístico en la costa sur es que solo se quiere mirar hacia el mar y se pierde que la belleza real de esa zona de la Cordillera Central es la vertiente sur o de tierra adentro. Es a las espaldas del mar que hay que ver el aprovechamiento turístico de la región Sur hacia las montañas.
Allí la provincia de Azua posee los puntos más atrayentes para enfocar un turismo de montaña ajustada a su realidad.
Desde las playas de Monte Río y Las Caobitas en la costa sur hasta el hermoso entorno de las montañas de Padre Las Casas y Bohechío en el norte hay una variedad de atracciones en donde las montañas cerca de la carretera a San Juan tienen el atractivo de las aguas termales de Las Yayas de Viajama.
Hace miles de años esa zona en torno a Padre Las Casas y a Constanza albergaron varios volcanes ya por completo extinguidos y solo dejaron un aporte en energía termal que alguna vez en el pasado siglo se quiso evaluar. También existen balnearios de aguas termales en Vicente Noble.
Los embalses de las presas de Sabana Yegua y Palomino y en San Juan el de la presa de Sabaneta, así como Valdesia y Jigüey constituyen una reserva para desarrollar el deporte tanto de la pesca como del canotaje y otros deportes fluviales.
Las presas y sus embalses prioritariamente tienen sus aportes para el desarrollo por la seguridad en el suministro de agua para riego, energía y acueductos para las poblaciones sureñas como lo será con la futura de Monte Grande.
Es necesario volver la vista hacia el interior de la vertiente sur de la Cordillera Central para darnos cuenta de que hemos soslayado esos recursos de montaña.
Ellos contribuirían al turismo sureño en donde juega un papel importante la belleza del Lago Enriquillo.
Y aun cuando los paisajes marinos de la costa de Barahona son espectaculares no gozan de un atractivo para disfrute de nadar con excepción de la playa de Bahía de las Águilas y pequeños enclaves como San Rafael, Los Patos, Saladilla, etc.
Toda esa zona montañosa del sur tiene grandes atractivos como los de la región de Cambita y La Colonia, luego esta el Manaclar y Las Yayitas en Peravia.
La zona de Ocoa reúne encantos formidables con una población muy hospitalaria que desplazaron a los negros cimarrones que se refugiaron en el siglo XVI y en sus incursiones descendían de las montañas para atacar a los ingenios de Bani, sin cruzar los ríos Ocoa ni el Nizao.
La sierra de Baoruco con su lomo desde Polo hasta la frontera, pasando por Puerto Escondido y el río Las Damas, conserva su atractivo del Hoyo de Pelempito, una formación geológica de gran interés y que permite contemplar la riqueza boscosa de toda la zona.
Posee una notable riqueza mineral y de su subsuelo a cielo abierto se extrajo por muchos años la bauxita esencial para producir aluminio.
Aguas termales de Las Yayas de Viajama en Azua, y en Vicente Noble constituyen un gran atractivo.