Reglas de juego para los salarios

Reglas de juego para los salarios

Por una regla que ya debería ser sometida a revisión, hay instituciones y organismos oficiales que pueden ajustarse los sueldos y otras prestaciones, acogiéndose a la autonomía presupuestaria de que disfrutan. En esa línea están el Congreso, la Cámara de Cuentas, la Junta Central Electoral  y otros entes públicos facultados para administrar la distribución de sus propios recursos.

Pero hay otras categorías de funcionarios oficiales que, sin estar facultados, también se reajustan sueldos y asignaciones. Es el caso de los regidores, por ejemplo. Casos de este tipo los hemos visto recientemente en varios ayuntamientos, aunque hay que reconocer que los síndicos, en cada caso, han invalidado los reajustes.

Pensando con sano juicio, hay aspectos de la autonomía presupuestaria que deben ser revisados a profundidad y entre esos aspectos debe estar el de la facultad de incrementar los emolumentos de los funcionarios. En el país debería regir una ley que permita indexar los salarios públicos y privados en función de los altibajos de la inflación, en vez de una autonomía presupuestaria que se presta a exclusiones indeseables. La indexación salarial no existe como norma aplicable en los sectores público y privado, sino que la ejercen aisladamente empresas privadas y entidades públicas con autonomía presupuestaria. Sin duda hay una situación de discrimen en perjuicio de la mayoría de los trabajadores asalariados, pues la indexación es actualmente un privilegio de pocos.

Contaminación en nuestros  ríos

Hay quienes prefieren culpar al calentamiento global de la merma acelerada de nuestros recursos hidrológicos, pero la realidad es que en gran medida esto se debe a la forma irresponsable en que manejamos nuestras disponibilidades de agua. Un factor es el uso irracional y dispendioso del agua en la mayoría de los ámbitos de la vida diaria y el otro ingrediente es la dejadez de las autoridades ambientales de todas las épocas.

Aquí las autoridades conocen todas las fuentes que  contaminan  los ríos, matando  flora y fauna y amenazando constantemente la salud humana, pero no han sido capaces de emprender acciones para ponerle fin a esta situación. La persecución contra quienes  contaminan las aguas no ha pasado de alharaca. Por eso han desaparecido muchos de nuestros ríos, y así correrán la misma suerte los pocos que quedan.

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