Prevenir
Quemar más calorías aumentando el ejercicio es una norma esencial. Pero ¡atención!, hacer deporte no significa saltarse la dieta “a la torera”.

Equilibrar las comidas.  Esto es, haz un desayuno muy completo, con mucha variedad de alimentos y concentrando en él la mayor cantidad de nutrientes, en especial hidratos de carbono que te aportarán energía. El almuerzo debe ser rico en proteínas, verduras, frutas (vitaminas, minerales, fibra…)  y el resto de los hidratos.

 Finalmente, cuando prepares tu cena, opta siempre por lo ligero.

Comer y masticar despacio.  La señal de saciedad tarda más o menos media hora en llegar al cerebro, por lo que, si comes despacio, comerás menos. ¿Te cuesta ralentizar tu forma de comer? Intenta este truco: cuenta al masticar, de manera que mastiques al menos cinco veces por cada bocado. Verás que incluso dejarás comida en el plato.

Distinguir hambre de capricho.  Con hambre comes lo que se te ofrece y con el capricho picas lo que te apetece. Reconocida esta diferencia, si caes en ese pequeño “pecado”, compénsalo tomando menos cantidad en la siguiente comida.

Prevenir la ansiedad.  Para ello son importantes los tentempiés de media mañana y media tarde. Los expertos recomiendan no saltarse ninguna de las cinco comidas diarias. Y olvida los alimentos industriales, los snacks de bolsa y otros productos llenos de calorías. Mejor es tomar fruta fresca, yogur, pan integral o una barrita de cereales.

Tener lo justo en la nevera.  Haz una lista detallada de los alimentos que realmente necesitas y compra únicamente lo que has apuntado, sin dejarte seducir por ofertas. Ve al supermercado con el estómago lleno; evitarás tentaciones repletas de calorías.

Pesarte una vez a la semana.  Elige un día y una hora de la semana para subirte a la báscula. Hacerlo todos los días sólo te frustrará cuando veas que no has perdido ni un gramo, y si alargas esta frecuencia, correrás el riesgo de ganar peso sin darte cuenta.

Infusiones adelgazantes.  Con las diuréticas, se eliminan toxinas, y con las lipolíticas y termogénicas se reducen los depósitos de grasa y se estimula la combustión de éstas. Además, estarás bien hidratada.

Elegir alimentos inteligentes.  Son mejores los ricos en fibra, porque dan sensación de plenitud. Los más aconsejables son las legumbres, las frutas, las verduras y las harinas integrales en pan, pasta, etc.

Recuerda que…

No debes empezar una dieta sin asesoramiento. Si necesitas perder peso acude a un especialista, que se encargará de detectar tu problema y te organizará un régimen adecuado a tu edad, metabolismo, género  y actividad física. Si lo haces por tu cuenta, puedes arruinar tu salud. No te obsesiones, sé constante y no te dejes llevar por las prisas. Es más saludable y duradero perder peso poco a poco y sin caer en carencias nutricionales que hacerlo de golpe; lo volverías a ganar con la misma rapidez que lo perdiste.