MADRID. El Atlético de Madrid, a menudo eclipsado por los gigantes Real Madrid y Barcelona, confirmó el martes al eliminar al Milan y alcanzar los cuartos de final de la ‘Champions’, su estatus de grande de España y candidato a todo en la Liga y en Europa.

La comparación es cruel, pero la velada en el estadio Vicente Calderón entre el Milan, siete veces campeón del máximo torneo continental, y el equipo colchonero se saldó con un 4-1 (1-0 para el Atlético en la ida), todo un reflejo del abismo que separa a ambos conjuntos.

A un lado un grupo lento y previsible, donde sólo el brasileño Kaká y Mario Balotelli daban la impresión de poder hacer daño, y en el otro un colectivo humilde, solidario e insaciable, que ha alcanzado el Top-8 europeo por primera vez después de 17 años.

«Es un buen momento, después de tanto tiempo, pero nosotros tenemos la cabeza en la competición, tenemos que seguir adelante», comentó el entrenador argentino Diego Pablo Simeone, antiguo centrocampista del equipo y miembro del equipo que fue eliminado por el Ajax de Amsterdam en los cuartos de ‘Champions’ de 1997.

Tras esta participación, los rojiblancos, que venían de ganar el doblete Liga-Copa en 1996, iniciaron una travesía en el desierto, con problemas extradeportivos y financieros que llevaron al equipo a jugar en segunda división entre 2000 y 2002.

De crisis en crisis, el Atlético, el tercer club más laureado del campeonato español tras Real Madrid y Barcelona, desarrolló un complejo de inferioridad ante los dos gigantes.

La historia de la entidad dio un vuelco en 2010, cuando el dúo estelar formado por el uruguayo Diego Forlán y el argentino Sergio Agüero llevó al equipo a ganar la Europa League, su primer trofeo desde el histórico doblete de 1995-1996.