Regresan náufragos marcados por tragedia

Regresan náufragos marcados por tragedia

Con fobia hacia las olas del mar y la desgracia de haber perdido seres queridos cerca de ellos sin poder hacer nada para salvarlos, los sobrevivientes del naufragio ocurrido cerca del islote Desecheo, en Puerto Rico, regresaron ayer al país y ahora enfrentan el reto de rehacer sus vidas.

Los náufragos permanecieron dos días a la deriva. Sólo trece de 32 viajeros lograron sobrevivir y un solo cadáver de dos avistados pudo ser recuperado, debido a que los tiburones estaban al acecho.

Ayer, los guardacostas norteamericanos suspendieron la búsqueda de 15 de los náufragos que permanecen desaparecidos en el mar desde el lunes.

El capitán Douglas Rudolph, comandante de los guardacostas de la zona dijo que “continuaremos patrullando esta agua para prohibir el acceso a las costas estadounidenses, socorrer y repatriar a los clandestinos”.

Julio Cristóbal Nieves, de 32 años, nativo de El Seibo y criado en La Romana, dijo que su esposa, Lupita Espinal, de unos 30 años también,  le pedía auxilio porque las olas del mar eran implacables y la hundían en el agua. «Pero yo no puede rescatarla porque las olas me llevaron muy lejos de ella», dijo Nieves en tono apesadumbrado.

En ese momento Espinal gritaba a su esposo que le quería y le amaba, como despidiéndose de él quien, tratando de rescatarla, tuvo al borde de  perder la vida también.

«Ella me decía que me quería mucho y yo me tuve al ahogar, porque alguien se acercaba y se trataba de agarrar de mí, para no ahogarse y yo permanecía atado a la embarcación», expresó. «No pude juntarme con ella jamás», manifestó.

Explicó que Espinal tenía un salvavidas, pero ello no fue suficiente para poder sobrevivir a la tragedia.

Dijo que los que intentan hacer esos viajes deben desistir, porque «yo hice un pacto con el Señor en el agua y jamás vuelvo a hacer este intento y a muchos que intentan viajar en ciertas embarcaciones que son mas mediocres que esta, les pido que no lo intenten».

Afirmó que los motores fuera de borda de la yola, con una capacidad de 150 caballos de fuerza, se apagaron en el mar, debido a que en el Canal de la Mona se presentaron olas muy fuertes.

El capitán de la nave, Juan Rijo, sobrevivió a la tragedia, debido a que al ver que no había salvación se lanzó a las aguas del mar.  Los sobrevivientes dicen desconocer el paradero de Rijo.

Nieves confesó que él pagó RD$100,000.00 por el «pasaje» de él y su esposa, «en búsqueda de nuevos horizontes».  «Eso es lo que siempre motiva a la gente, la búsqueda de nuevos horizontes, pero perdí mi esposa y creo que lo he perdido todo».

Dijo que solo un milagro de Dios pudo haberlo salvado de las aguas del mar Caribe, puesto que la embarcación quedó virada y fue de ella que pudo agarrarse y flotar, sin contar con  salvavidas.

Afirmó que su salud es muy mala, ya que sufre del estómago y de magulladuras en todo el cuerpo.

BELLA

Una de los sobrevivientes fue solo identificada como Bella quien, debido a la implacabilidad de los rayos del sol y el mar, sus labios y boca resultaron quemados y casi no pudo hablar con los periodistas.

Tuvo que ser asistida por uno de los marinos norteamericanos quien «traducía» lo que ella trataba de decir.

Dijo que no quería ver el mar y no iría a la playa por mucho tiempo, debido a que permaneció durante dos días y dos noches en las aguas.

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