POR MU-KIEN ADRIANA SANG
Regreso después de dos meses de ausencia no deseada. De nuevo mi cuerpo hizo de las suyas y me obligó al retiro total de mi rutina y de mi cotidianidad. A fuerza de guardar reposo impuesto, he aprendido a disfrutar de la inactividad, el NO HACER.
A fuerza de permanecer inactiva, he aprendido a disfrutar observando a la gente en sus ir y venir, como testigo privilegiado de la obra La Vida, en un escenario especial y en un tiempo determinado. Sin proponérmelo y sin buscarlo, observé con atención a los actores jugar sus diferentes roles.
Las calles en diciembre se vistieron de gala con sus luces de colores, para el disfrute de niños y niñas, que miraban esperanzados los destellos de color porque anunciaban la llegada de Santa Claus, el niño Jesús o los Santos Reyes con sus regalos. De nuevo las fiestas, el ritmo comercial de las calles se impusieron al verdadero sentido de la navidad, que significa renacer para emprender de nuevo el vuelo hacia la vida con nuevos bríos. ¿Quién se acordó de María y Jesús huyendo del malvado Herodes? ¿Quién se acordó que ese niño que nació en un pesebre era el hijo de Dios?
Observé con atención el derrotero de las fuerzas políticas de nuestro país. Dos partidos siguen debatiéndose, luchando por no desaparecer. El ex partido oficial sigue dividido en pedazos. El ex presidente sólo ha hablado para decir que no puede hablar, que no había llegado su hora. El grupo disidente del Cacique se aferra a su posición, haciendo difícil la labor de reconstrucción. El grupo del PPH (¿el partido PPH?) se ha quedado quieto, ante el miedo de que salgan a la luz algunas de sus acciones non santas, solo el aspirante a Secretario osó hacer un anuncio en los medios de comunicación lanzando su candidatura, que parece ser convence a poca gente. El partido rojo trata de reconstruir su mundo de las cenizas. El partido oficial, goza su triunfo y se prepara para las próximas elecciones, hasta tal punto que la Resolución de su Comité Político, con la contribución obligatoria de los empleados públicos morados, no hace más que evidenciar destellos autoritarios y el carácter clientelista con que es concebido el servicio al Estado. Y me preguntaba constantemente al observar esas cosas ¿Cuándo vamos a hacer política desde la óptica de servicio público, desde la visión socrática del bien?
Observé también las posiciones de la sociedad civil, de la que me digo ser parte. Vi algunos de sus miembros abandonar sus posiciones para pasar al servicio del Estado. Observé algunas declaraciones de los líderes empresariales y me dije ¿por qué sólo se empeñan en defender sus intereses? ¿Cuándo van a pensar en los demás? ¿Cuándo van a pensar verdaderamente en sus clientes? ¿Acaso olvidan que si sus clientes desaparecen, ellos también desaparecerán? Y observé con tristeza el triste, lánguido, permanente, obsoleto, estrictamente gremialista de la ADP. De sus dirigentes que se han convertido en sindicalistas, y han olvidado que son maestros. Y mientras llaman al paro y convocan a sus afiliados, las clases se pierden, y los jóvenes de las escuelas públicas avanzan a ritmo de tortuga y aprenden conocimientos obsoletos. De nuevo los médicos amenazaron con nuevas huelgas, otra vez, otra vez, otra vez, otra vez, las autoridades de hoy, como las de ayer, dijeron que no podían atender sus reclamos. Y mientras llaman a huelga y se reúnen, los hospitales están en condiciones deplorables.
Y mientras esperaba mi recuperación física, leí con atención la distribución del Presupuesto. La prioridad en la palabra y en los discursos eran ¡Vamos a invertir en educación y en salud! ¡Vamos a combatir la pobreza! Pero la prioridad en la práctica son otras. ¿Cómo vamos a avanzar, a ponernos a tono con los tiempos, a construir una nueva ciudadanía consciente con invertir sólo el 8% del presupuesto en educación? ¿Por qué simplemente no se cumplió con la ley que establece al menos el 15%? ¿Le rebajaron a las Fuerzas Armadas? ¡No! ¿Estamos en guerra o algo así? ¿Hay peligro con la seguridad nacional? Y mientras tanto, yo sigo con mi lema: EDUCACION, EDUCACION, EDUCACION, EDUCACION.
Y desde mi cama lloré por las víctimas de la violencia. Y desde mi cama supe de amigos que han sido asaltados. Supe de jóvenes que fueron violadas por desalmados non humanos. Supe de mujeres golpeadas por sus machos-maridos-amantes. Supe de jóvenes caídos en intercambios de disparos. Supe de bandas de narcotraficantes que utilizan nuestro suelo como su campo de batalla. Supe que en esta tierra nuestra nacen zares de la droga que viven como reyes, tolerados por las autoridades. Y lloré cuando observé con horror la foto del entierro del delincuente vitoreado y llorado como un héroe nacional. Y pensé en Duarte, en Espaillat, en Patria, Minerva, María Teresa y en Manolo Tavárez y en todos los hombres y mujeres que han dado su vida por la libertad.
Y mientras tanto, mientras observaba el discurrir de la vida, decidí volver a ella para insertarme en mis espacios guardados, para seguir escribiendo, gritando y luchando por una sociedad más digna, justa y humana. Y desde mi cama decidí levantarme para aferrarme a la esperanza de que la patria que amo, debe ser transformada desde sus propias entrañas. Y entonces volví a la vida.