PANAMA (AP) — La inminente salida de Manuel Noriega de una cárcel estadounidense y su eventual retorno a este país preocupa a muchos, que temen que la justicia panameña no esté preparada para juzgar al otrora hombre fuerte, que reprimió y utilizó el istmo para el tráfico de drogas. 

La presencia eventual de Noriega en Panamá también es un asunto que parece incomodar al gobierno de Martín Torrijos, cuyo partido respaldó al ex dictador. 

Noriega, a quien Estados Unidos derrocó y luego capturó por medio de una invasión en 1989, obtendría su libertad el 9 de septiembre tras haber permanecido en una prisión de Florida 17 años por una condena de narcotráfico.

  El general está ansioso por retornar, según sus abogados y allegados en Panamá, pero Francia ha pedido su extradición por acusaciones de lavado de dinero. 

Panamá también ha pedido desde hace años la extradición de Noriega, aunque muchos consideran que al gobierno de Torrijos y a sus correligionarios preferirían que fuese enviado a la justicia francesa. 

Mucha gente quiere ver a Noriega en las cárceles panameñas para que cumpla varias condenas recibidas en ausencia, incluyendo una de 20 años de cárcel por la decapitación de un opositor.