Regreso. Rindo cuentas a mis lectores

Regreso. Rindo cuentas a mis lectores

Por fin retomo mi responsabilidad en la columna de HOY. He conversado con el director, el respetado amigo Bienvenido Álvarez-Vega, y le he comunicado que he superado los obstáculos que me mantuvieron fuera del periódico durante muchos meses. Tengo una deuda con mis lectores y voy aprovechar esta primera salida para saldarla. Siendo un hombre público, no ha sido correcto que mi momentánea postración la haya manejado como un elemento exclusivamente privado.

La cuestión es que la operación de prótesis de rodilla que hube de decidir casi cinco años atrás, en un principio debido a que fui uno de esos casos “entre mil” que se infectó, y luego por mis imprudencias, propias de alguien que nunca ha tomado en serio las cuestiones relacionadas con la salud, porque me he creído siempre invulnerable; esta situación, repito, me fue infringiendo golpe tras golpe, mientras seguía sin tomarlos en cuenta, hasta que el 21 de diciembre del pasado año hubieron de someterme a una operación de urgencia, ante una infección que me invadió parte de la pierna y la rodilla derecha, y de ahí en adelante, para no hacer más larga esta narración, un conjunto de situaciones en cadena me han mantenido semi postrado en cama, hasta el día de hoy, cuando ya he empezado a recuperar mi capacidad motora, empezando un proceso de recuperación de mis capacidades de acción.

Tengo algunos amigos que, desde unos años atrás, me amenazan con regalarme una copia de mi acta de nacimiento para que acabe de hacer conciencia de que los años pasan y no lo hacen graciosamente. Con esto lo que quiero decir es que estoy rodeado de un conjunto de amigos y familiares que han orquestado un coro contra el Fidelio voluntarista y desaprensivo, para quien el descanso y las llamadas vacaciones son materia de uso de los demás, y nunca de mi propia persona.

Pero lo importante es que estoy recuperado, y algo más importante: que he aprendido la lección. Ahora empiezo a asomar mi voz en una República Dominicana castigada, como si tuviera inmensos pecados que expiar y un mundo controlado por una pirámide de instituciones, a cuya cabeza están alrededor de 150 super multinacionales financieras-industriales-comunicacionales-bélicas, que para garantizar sus ganancias crecientes y la reproducción de su modelo civilizatorio, requieren exprimir cada vez más a la casi totalidad del género humano, dañar irreversiblemente el hábitat de todos y todas y amenazar a la totalidad de los países y sus habitantes con sumirlos en la barbarie, barbarie que asoma la cabeza amenazadoramente en nuestro pequeño país. Empiezo pues.

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