Rehabilitación del suelo pélvico

Rehabilitación del suelo pélvico

Doctora Marisol Touriñan Sánchez
Médico especialista en medicina física y rehabilitación, gerente del departamento de Medicina Física y Rehabilitación del HGPS

El suelo pélvico es un conjunto de estructuras musculares, aponeuróticas y ligamentosas que sirven de base a la pelvis ósea y sostienen las vísceras que esta encierra.

Esta musculatura es la responsable del buen funcionamiento de actividades fisiológicas que acontecen en esta región anatómica, como son la continencia urinaria y fecal, el parto y las relaciones sexuales.

La rehabilitación del suelo pélvico tiene como objetivo principal el fortalecimiento de toda la musculatura que lo forma. Se fundamenta en una terapia integral que nos permite tratar las patologías relacionadas a la pérdida de la tonicidad.

Actualmente, se considera la fisioterapia como el primer escalón de tratamiento conservador en la disfunción perineal, buscando aumento del refuerzo muscular del piso pélvico, así como mejoría en la propiocepción, sensibilidad, control del dolor y de las cualidades elásticas del tejido.

Los pacientes diana o de alto riesgo para este tipo de tratamiento son aquellos que padecen de salida de orina de manera involuntaria (incontinencia urinaria), prolapsos vaginales o anales, salida de materia fecal de manera involuntaria (incontinencia fecal) y dolor perineal crónico.

Las patologías asociadas a la disfunción del suelo pélvico derivan de los órganos que sostiene: vejiga, vagina, útero y recto. Esta condición afecta a una de cada cuatro mujeres por encima de los 35 años, siendo prevalecientes desórdenes pélvicos como la incontinencia urinaria en un 50.7 %, la constipación en un 33.2 %, el síndrome de defecación obstruida en un 26.8 %, y la incontinencia anal en un 19.8 %.
Los factores de riesgo importantes son la edad avanzada, los partos vaginales y la multiparidad. No obstante, existen otros componentes de riesgo que también se asocian a estas patologías, como lo son factores genéticos, estreñimiento, tos crónica, obesidad, embarazo, menopausia, levantar cargas pesadas de forma continua y la realización de una cirugía prostática u otra intervención quirúrgica sobre el periné.

El tratamiento conservador incluye promoción de la salud, con educación guiada al paciente sobre las estructuras anatómicas que forman el piso pélvico y sobre las disfunciones especificas e ilustradas que generan su malestar. Además se realizan intervenciones sobre el estilo de vida, modificaciones de la conducta y manejo farmacológico.

Al momento del paciente iniciar un programa de terapias con fines de mejorar la condición de su musculatura pélvica, el mismo debe comprometerse a realizar cambios significativos en su estilo de vida que soporten el resto del manejo conservador.

Estos cambios incluyen reducción entre 5 y 10 % del peso corporal, dejar de fumar, evitar actividades deportivas de alto impacto en el periné (como el ballet, la gimnasia rítmica, tenis), evitar realizar excesivos ejercicios abdominales, aumentar el consumo de fibra con miras a reducir el estreñimiento, evitar comidas muy condimentadas, ácidas, gaseosas, edulcorantes artificiales, cafeína, té, chocolate, y alcohol.

En los casos en los que corresponda a incontinencia urinaria, el o la paciente debe reducir la ingesta de líquidos, tomando en cuenta que la cantidad de líquidos a ingerir de manera regular oscila entre 1.5 a 2 litros diarios, y que esta debe ser distribuida de manera regular a lo largo del día, disminuyendo la ingesta en horas de la tarde/noche. Conjuntamente, es necesario hacer los llamados “entrenamientos en retención”, que consisten en aumentar gradualmente el intervalo entre una y otra micción: iniciando con espacios de 15 a 30 minutos y aumentándolos hasta alcanzar 3 a 4 horas.

Métodos utilizados en rehabilitación del suelo pélvico

La labor rehabilitadora de los músculos del suelo pélvico puede ser ejercida de dos formas distintas: una preventiva, en aquellos pacientes con factores de riesgo y algún grado de deterioro del piso pélvico, pero que no presentan sintomatología, y el otro modo es terapéutico de forma aislada, como coadyuvante a una medicación o a una técnica quirúrgica.

Existen múltiples métodos utilizados en la terapia para lograr la recuperación del buen funcionamiento del suelo pélvico, entre ellos: técnicas de relajación, ejercicios, la utilización de conos o bolas vaginales, “biofeedback” o biorretroalimentación, electroestimulación y neuromodulación.

Las técnicas de relajación pretenden disminuir el nivel de ansiedad causado por la angustia que genera la incontinencia, con el fin de permitir un mejor cumplimiento del resto de los métodos terapéuticos.
Está demostrado que la realización de ejercicios (denominados de Kegel) para fortalecer la musculatura del suelo pélvico ayuda a mejorar los casos de incontinencia urinaria leve a moderada, los prolapsos grado I o II; la incontinencia fecal de leve a moderada y el dolor pélvico crónico.

Además de prevenir estas condiciones, mejora la satisfacción de la paciente con sus relaciones sexuales, al convertirse la musculatura del periné en un elemento activo durante el coito.

Estos ejercicios consisten en la realización de contracciones y relajaciones repetidas de los músculos del suelo pélvico, los cuales deben ser aprendidos con personal especializado, ya que se requiere la contracción de la musculatura correcta, evitando ejercitar grupos musculares adyacentes como los abdominales, glúteos y aductores; estos deben coordinarse con la respiración y con ejercicios corporales globales para flexibilizar la columna lumbar.

Los artefactos disponibles en el mercado

Conjuntamente con las técnicas de relajación y los ejercicios, existe una gama interesante de métodos en el mercado que contribuye a la rehabilitación del suelo pélvico.

Entre ellos está la utilización de conos o bolas vaginales de distinto peso. Estos artefactos se introducen en la vagina provocando una contracción espontánea del suelo pélvico para retenerlos y son recomendados como tratamiento rutinario en el hogar.

También contamos con el “biofeedback” o biorretroalimentación, que sirve de complemento a los ejercicios cuando existe dificultad de aprendizaje, convirtiendo una función muscular inconsciente en una consciente. Consiste en colocar sensores en los músculos que queremos enseñar a contraer (los del suelo pélvico) y en los que queremos evitar contraer (abdominales, glúteos y aductores); las señales que emiten se convierten en sonidos o imágenes para hacer consciente al paciente de la musculatura utilizada, y así poder anular la innecesaria.

La electroestimulación está indicada si los músculos son muy débiles. Se colocan electrodos vaginales, anales o de superficie, los cuales transmiten estímulos eléctricos suaves que provocan contracciones musculares rítmicas, con la meta de hipertrofiar la zona estimulada.

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