¿Cómo puede un sujeto acumular 46 denuncias por atracos antes de ser finalmente apresado por la Policía? Me imagino, mis agudos lectores, que ya todos ustedes conocen –o creen conocer– la respuesta a esa pregunta, más o menos la misma que explicaría que anden por ahí, tan campantes, delincuentes con hasta 32 fichas por distintos delitos, y la misma, también, que explica porqué estamos perdiendo la guerra –porque de eso se trata– contra la delincuencia. En el caso de Marcos Antonio Santos Sánchez, a quien al momento de su apresamiento las autoridades le ocuparon prendas preciosas y ¡24 celulares! que les arrebató a sus víctimas, habrá que preguntarle al Comando Regional Cibao Central de la Policía Nacional porqué no se le puso atención a todas esas denuncias contra una misma persona, la más reciente interpuesta el pasado 18 de enero por una mujer que dice haber sido despojada de una cartera que contenía una gran cantidad de prendas preciosas valoradas en varios millones de pesos. Mientras esperamos una explicación que probablemente no llegue nunca, el juez de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Judicial de Santiago envió a Santos Sánchez tres meses a prisión, donde debió haber estado hace tiempo, y donde debería pasar unas largas vacaciones. Lamentablemente, y gracias al “Código de los delincuentes”, como llamó el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Milton Ray Guevara, al Código Procesal Penal, no hay garantías de que eso suceda, por lo que es muy probable que ese señor regrese a las calles a continuar ampliando su prontuario a costa de la tranquilidad, y quien sabe si también hasta de las vidas, de los desprevenidos ciudadanos que tengan la mala suerte de atravesarse en su camino.