FABIO R. HERRERA-MINIÑO
El evento electoral del pasado mes de mayo permitió confirmar muchas apreciaciones que teníamos los dominicanos acerca de la fauna política que gravita en el acontecer nacional, perturbando el desarrollo armónico del país y llevando angustias a todos con sus continuas querellas y trapisondas, con el único fin de disfrutar de las ubres del Estado, que parece ser cada vez más generosa en su abundante torrente de recursos, que permite drenarlos hacia los bolsillos de esa clase.

El sentir general, por llevarse a cabo una opaca campaña, donde abundaron las acusaciones, las compras de políticos, de cédulas y el sonsacamiento de dirigentes disímiles y emblemáticos en sus partidos para apoyar al oficialismo, puso en evidencia que la oposición actual al PLD gobernante está en una gran desventaja frente a ellos. Es que el PLD está encabezado por un político con conocimientos sorprendentes y ajustados a la realidad dominicana, que le permite jugar con las cegueras de la oposición. La estrategia de ésta se basó en desacreditar al oficialismo, y con iracundia arremetieron con acusaciones y amenazas destempladas de lo que ocurría si el proceso no favorecía al PRD.

El evento electoral fue muy transparente y el electorado demostró una vez más que está por encima de su clase política. Su asistencia bastante nutrida a los colegios electorales coronó los esfuerzos de la JCE, que finalmente pudo encarrilar los egos personales de sus jueces por el trabajo en equipo para coronar un proceso libérrimo y admirable para todos.

La reingeniería que deben hacer los políticos, si fueran sinceros y humildes, sería para admitir lo equivocado que fueron en sus campañas de ataque al oficialismo, con erróneas estrategias mercadológicas. Esto para ver si les permitiría prepararse para mejores resultados en las elecciones previstas en el 2010 y el 2012. De otras maneras, el PLD y su líder, los seguirán apabullando en los futuros eventos, y más que gravita sobre el país una probable reforma constitucional adecuada a los fines continuistas de ese partido.

Los políticos en la oposición han quedado rezagados en su laborantismo calcado de los primeros 15 años del siglo pasado. Sino se ponen a estudiar y a reflexionar para reencontrarse con ellos mismos para darse cuenta que ir al Estado no es para dilapidar los recursos públicos, sino servir al bien común, cosa que al menos el PLD lo demuestra en su accionar, aun cuando con sus arrogancias y prepotencias los hace creer que son imprescindibles por su triunfo electoral. Este fue fruto de que tanto el PRD como el PRSC no tenían nada que ofrecer al votante. El PRD como oficialista lo hace muy mal por su ineptitud y rapacidad para disfrute de la posición, prefieren la oposición donde son expertos para darle candela al que esté en el poder. El PRSC ya está en el zafacón de la historia por la escasa estatura de sus dirigentes actuales, confirmada por la baja votación obtenida el pasado 16 de mayo.