Reinserción social del repatriado

Reinserción social del repatriado

WELLINGTON ASCANIO PIETERSON PIETERSZ
La sociedad en sentido general es una, aunque esté dividida en sus diversos estamentos a partir de los recursos económicos, políticos y sociales; la manera en que actuamos está determinada por nuestros orígenes sociales, de clases a las que pertenecemos, en lo cultural nuestra formación determina la más de las veces lo que al fin vamos a ser y lo que vamos a hacer en nuestros estilos de vida. Lo que en bien o en mal se produce en la sociedad lo genera la sociedad misma. Nada escapa a esta realidad. Ello no justifica lo malo sobre lo bueno, pero hay que entender que nadie baja del cielo con aureolas en la cabeza o con estrellas en las frentes. Nacemos, crecemos y nos desarrollamos aquí sobre la tierra, nadie excepto la sociedad en general tiene la responsabilidad de crear sistemas sociales justos o injustos que moldeen la personalidad de ciudadanos y ciudadanas dominicanos.

La familia como una forma primaria de organización social tiene la fundamental responsabilidad de educar a sus integrantes. Pero ¿Qué es la familia en la sociedad actual? ¿Cómo se educa la familia dominicana? Desde hace mucho tiempo se viola la privacidad familiar, los recursos de los medios de comunicación escritos, radiales y televisivos se han encargado de sustituir en gran medida a los padres y madres en la formación de sus hijos. Y lo que se estila en los medios está condicionado por múltiples ejemplos positivos y negativos. Los medios de comunicación forman y deforman la personalidad del ciudadano (a), y se inclina más la balanza a los efectos negativos de empresas sin controles reales de sus programaciones, particularmente los medios televisivos en los que la violencia, la porno, abundan a todas horas del día, y en los que se promociona una sociedad de ambiciones desmedidas aparentemente igual en oportunidades para todos, pero con enormes diferencias y desigualdades que aparecen todos los días en la vida cotidiana que exacerba el morbo de la gente que quiere llegar, pero que no para mientes en las vías para lograrlo. Esto acontece aquí y en todo el Universo con quizás raras excepciones. El sistema nos dobla el pulso, no es fácil corregir y emular cuando el peso de las diferencias es abrumador. ¿Cuáles son las facilidades que brinda el sistema? ¿Cuáles son las facilidades que ofrece el sistema en países como los nuestros con tanta pobreza y deuda social acumulada?

No es mi intención reeditar tratados sobre la materia, simplemente es un introito a la reflexión necesaria en nuestro país sumido hoy en profundas crisis y ahora obligado a encarar con justicia el flagelo de la delincuencia. Pero el que esté inmunizado o libre de pecado, que se atreva a tirar la primera piedra. Y entiéndase que este no es un desafío temerario a nadie en particular, estamos planteando que es un reto para todos, de la visión responsable ante un mal mayor y una sociedad que no se debe poner de rodilla pero tampoco por encima y al margen de las causas que generan estos males que hoy se traducen en crímenes, droga, y en delincuencia generalizada si se quiere objetivamente encontrar salidas democráticas de sanidad social.

Hay que enfrentar la delincuencia, no cabe dudas, pero con inteligencia, sin verdugos, para que este país no se convierta en una campo de batallas en una guerra de cien años.

Por ello acogemos con sumo beneplácito como un paso importante en la estrategia del Gobierno de crear todas las condiciones, de romper con las estigmas y prejuicios sociales al darle cabida en términos de derechos e igualdades a los dominicanos repatriados de los Estados Unidos y de cualquier otra procedencia, abriendo el camino para la reinserción social en su país de miles de dominicanos que por alguna razón han delinquido y ahora regresan con la firme voluntad de superar sus dificultades y contribuir con sus experiencias a frenar la ola de delincuencia que hoy nos azota. O sea, lo que pudo ser un temor de la ciudadanía con nuestros hermanos deportados hoy está llamado a convertirse en un instrumento de sosiego a favor de la seguridad de la población.

La Fundación Bienvenido Seas, creada y presidida por el  señor René Vicioso con el propósito de servir en la asistencia y defensa de cerca de 35 mil dominicanos (as) deportados de los Estados Unidos y otros países, ha sido figura institucional importante junto a la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores (SEREX), y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) para la celebración del reciente seminario sobre «La Realidad Social y Legal de los Dominicanos Repatriados» auspiciado por la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) el pasado 24 de marzo. Este evento contó además con la participación de importantes funcionarios de Gobierno dominicano, de la Embajada en Washington y los principales consulados en los Estados Unidos, de funcionarios del Sistema de Prisiones de Estados Unidos y personal acreditado de su Embajada, de organizaciones religiosas, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, INFOTEP, COPRESIDA, Dirección General de Inmigración, Procurador Fiscal del Distrito Nacional, y una representación del jefe de la Policía Nacional, se reunió allí un equipo de mucha calidad para tratar un tema de extraordinario valor en la vida de nuestros migrantes, para los que ya han regresado, los que habrán de regresar, los que están allá y los que irán en el futuro.

Dando curso a las cuestiones planteadas en dicho seminario se reunieron el pasado 30 de marzo las comisiones de las distintas instituciones que participaron, para elaborar el Plan de Acción que se ejecutará de inmediato, tanto aquí como en el exterior a favor de la población migrante.

Se trata pues de hechos concretos que traducen la firme voluntad de luchar y corregir situaciones sociales y legales que gravitan de manera negativa sobre nuestros ciudadanos en el exterior, y que definitivamente crean grandes malestares aquí.

Ayudar a la reinserción social del repatriado es una tarea noble en reconocimiento de sus derechos ciudadanos que le permite actuar como todo dominicano en el diario quehacer lo que constituye un ingrediente de paz en un medio casi volcanizado.

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