Reinventando la política

<p>Reinventando la política</p>

JOSÉ D. BATISTA
El día que los partidos políticos sucumban como intermediarios de los pueblos, y pierdan el favor éstos, por considerarlos abanderados de promesas y aliados incondicionales al poder, habrá muerto la democracia y comenzará la noche negra de América Latina.

La nueva guerra social no está dirigida contra los criollos que se ensañaron sobre los pobres en la formación de una sociedad de status y privilegios, es entre los gobiernos indolentes ante la necesidad de la sociedad, y los desplazados de los empleos y las oportunidades de la apertura de mercado. Lamentablemente culpamos a la globalización y no a la falta de unidad nacional para enfrentar los retos. Al mismo tiempo, los partidos no han tenido la sensibilidad de cambiar su papel en medio de la integración regional y global, para convertirse en los verdaderos aliados de los pueblos que representan, para presentar alternativas. Esto fue lo que quizás dirigió el pensamiento de Bolívar al decir: “Colombianos – Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.

La plurarilidad y la representatividad está en juego. Eugenio María de Hostos decía que el Estado unitario es corruptor. El problema serio, es que este estado de cosas se presta para el resurgimiento de figuras quijotescas, que presumen ser líderes representativos de la necesidad de la gente, y sólo profundizan la división de los sectores productivos y aumentan la lucha de intereses, lo cual impide una concertación hacia la integración de voluntades, para dar una respuesta de conjunto, única salida a toda crisis social.

El profesor Juan Bosch, fenecido ex Presidente de la República Dominicana, es el autor de la tesis “Dictadura con Apoyo Popular”, que parece siguen, en Latinoamérica, los líderes de turno. El profesor, discípulo del socialista mexicano Robles Toledano, formó parte de los soñadores latinoamericanos que emergieron después de los dictadores, los cuales fueron el producto de las guerras intestinas por reivindicaciones sociales, entre los que se encontraban Rómulo Betancourt, José (Pepe) Figueres, Haya de la Torre, Luis Muñoz Marín, y otros que, como Plutarco Elías Calles, se dirigieron hacia la institucionalidad.

Bosch se inclinó más hacia la izquierda, pero tiene el mérito -a pesar de que no pudo establecer su concepto de dictadura popular, aún no escrito cuando fue derrocado-, de haber sido un líder con capacidad de crear discípulos, y desarrollar dos partidos que se han convertido en alternativas en el quehacer político dominicano, en uno de los cuales la lucha de poder ha creado profundas divisiones, y el otro, en el que los procesos internos son altamente disciplinados, de formación y de institucionalidad. Hay quienes opinan que Joaquín Balaguer gobernó, porque Bosch se auto saboteaba con el fin de no ser elegido, ya que supuestamente pensaba que el país no estaba preparado. Pero de todos modos, República Dominicana en su proceso de democratización, no ha podido ser gobernada sin la presencia ideológica de Bosch.

Tuve el privilegio de conversar con el profesor por varias horas, junto a un periodista amigo, y apreciar la profundidad de sus conceptos, su visión de futuro, y naturalmente su posición política fruto de un contexto, ya que el ser humano, a veces, es el producto de su circunstancia.
batis@rocketmail.com

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