Reivindicar a Bosch y Peña con la no reelección consecutiva

Reivindicar a Bosch y Peña con la no reelección consecutiva

Teófilo Quico Tabar

En artículo anterior expresé que oportunamente me referiría al tema de la modificación constitucional para lo cual esperaba un par de semanas; sin embargo, leyendo el artículo del apreciado amigo Julio Cesar Castaños Guzmán sobre la reelección presidencial me animé a adelantar mis planteamientos con relación a ese espinoso tema. Dejando claro, que lo que expongo ahora no debería llamar la atención ni prestarse a conjeturas, porque soy directo y además, porque no se trata de nada nuevo.

Los que me conocen o han seguido mis artículos y planteamientos por años sabrán que he sido coherente con la idea de que en nuestro país los presidentes deberían ejercer sus mandatos por cuatro años, pudiendo optar por nuevas oportunidades, pero cuatro años después del término de sus mandatos. O sea, que siempre he coincidido con Bosch y Peña Gómez propugnando no reelección consecutiva. Cuando se modificó la constitución permitiéndola por 8 años y no más, expuse mis criterios. Y esos criterios están plasmados en mis escritos.

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Mis planteamientos reiterados en ese sentido, incluso provocaron choques con amigos entrañables que han desarrollado sus actividades dentro de la Sociedad Civil, quienes propugnaban por un sistema igual o parecido al de los Estados Unidos. Mis ideas las afianzaba en que la idiosincrasia dominicana es diferente a la norteamericana, en virtud de lo cual siempre he considerado conveniente que aquí se gobierne por cuatro años y puedan volver a postularse o aspirar, pero cuatro años posteriores a sus mandatos.

El país cuenta hoy con un escenario muy particular o fuera de serie, toda vez que quien gobierna e hizo uso de lo que establece la Constitución vigente, no tuvo participación en esas modificaciones, sino que fueron otros quienes promovieron el cambio constitucional que le permitió presentarse de nuevo en mayo pasado y ganar.

Pero además, porque él mismo ha dicho públicamente que aunque la Constitución lo diga, no aspirará en el 28. Lo cual le otorga suficiente fuerza moral para apoyar la idea de volver al método de que los presidentes gobiernen por cuatro años con la oportunidad de aspirar cuatro años después de finalizar su mandato.

Y como hay personas dadas a dudar, a pesar de que Luis ha sido enfático con relación a aspirar nuevamente, o para que no vaya alguien a entender que estoy proponiendo una ventana, rendija o boquete para que él pueda aspirar nuevamente en el 2028, alegando la retroactividad, quiero dejar claramente establecido que eso puede resolverse con un dispositivo o transitorio que lo establezca de manera taxativa.

Sencillamente propongo que a partir del 2028, los presidentes gobiernen por cuatro años, pudiendo, repito, aspirar 4 años después de finalizar el período para el que fueron electos. Que ellos, sus partidos y funcionarios preparen proyectos viables en ese cuatrienio o que propicien proyectos a largo plazo, contando con la participación de los demás sectores que políticos, porque eso está incluido en lo que se denomina institucionalidad democrática. No sugiero modificación para favorecer o perjudicar alguien en particular, sino pensando en el sistema democrático e institucional del país con una fórmula que existió y que estoy convencido de que conviene restablecerse. Esto me obliga a oportunamente ampliar conceptos.