Relaciones Bolivia-Chile en punto muerto

Relaciones Bolivia-Chile en punto muerto

LA PAZ (AFP).- Signadas por un antiguo litigio marítimo, las tradicionalmente escabrozas relaciones de Bolivia y Chile cayeron esta semana al nivel más bajo de los últimos 30 años luego que La Paz negara gas a su necesitado vecino, con que el no tiene vínculos diplomáticos hace 26 años, y Santiago suspendiera cualquier negociación comercial bilateral.

El franco deterioro de la relación bilateral se acentuó después que el gobierno del presidente Carlos Mesa suscribió a media semana con el de su par argentino Néstor Kirchner un acuerdo de suministro de gas a Argentina, sumida en una crisis energética de proporciones, bajo la condición insalvable de que no lo reexporte a «terceros países», en clara alusión a Chile.

Así, el gas atizó más aún los vínculos boliviano-chilenos, erizados por la indeclinable demanda boliviana por un paso soberano al mar Pacífico por territorio perdido a manos de Chile tras la guerra de 1879.

La relaciones entre ambos países, que comparten una frontera de 900 km, sembrada, además, de minas antipersonales y antitanques en el lado chileno, han quedado ahora reducidas, después de que Santiago frenara toda negociación comercial a lo estrictamente necesario para una mínima convivencia.

Conciente del cuadro de situación, La Paz comenzó a considerar incluso la posibilidad de prescindir del puerto chileno de Arica, por donde circula el 80% de su comercio desde y hacia ultramar, y posó sus ojos en los alternativos puertos de su histórico aliado, Perú.

«Estamos estudiando la licitación de la carga boliviana en los puertos del Pacífico para que podamos ver otros puertos», confirmó el vicecanciller boliviano Jorge Gumucio.

La condición boliviana a Argentina, que autoridades chilenas consideraron atentatoria, «no hace más que agudizar la situación» de conflicto entre Bolivia y Chile, reaccionó el presidente chileno Ricardo Lagos en declaraciones el sábado a una radio en Santiago

Las últimas grietas en los delgados lazos boliviano-chilenos datan de enero último cuando, durante la Cumbre de las Américas de Monterrey (México), Mesa y Lagos libraron un duelo verbal por la demanda marítima boliviana.

En este caso, la administración Mesa intenta sacar punta a los recursos de gas bolivianos en la perspectiva de una eventual negociación marítima con Chile o para ejercer presión sobre La Moneda en momentos en que el país trasandino enfrenta problemas para importar energía tras el traspié de su principal proveedor, Argentina.

Entre 1997 y 2003 «habíamos avanzado mucho con las administraciones anteriores (mas) desgraciadamente la situación ahora está en un punto más complejo, más difícil, ha habido un retroceso y eso lo lamento mucho y lo considero un gran fracaso de mi Gobierno», dijo el mandatario chileno.

En este contexto, distante está una eventual solución al entuerto binacional, pues Chile rechaza de plano cualquier posibilidad de hablar sobre soberanía marítima, condición que Bolivia plantea en cambio como indispensable para venderle gas.

«Se pueden tener conversaciones de muchos temas, pero cuando se me dice ‘lo primero es la salida al mar’ le digo que Chile históricamente hace 100 años lo tiene concluido», dijo Lagos.

«Bolivia estará siempre dispuesta a un diálogo bilateral con Chile en la medida en que Chile acepte una agenda en que incluya el tema del mar», repuso Mesa, resuelto a no mover «un milímetro el concepto de reivindicación, en la petición de soberanía para resolver un problema que afecta hoy más que nunca a la integración» regional.

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