Recientemente realizamos un estudio sobre “Masculinidades y Violencia de género” para Profamilia. En él se tocan distintos ámbitos de las masculinidades. Uno de los capítulos es el de las relaciones de pareja.
“Las relaciones de pareja es uno de los ejes fundamentales de la construcción de masculinidad y de ejercicio del poder masculino patriarcal. En las relaciones de pareja se muestra la diversidad de patrones y prácticas que van desde el apego a la visión clásica tradicional de pareja sostenida en las matrices religiosas, como hacia prácticas poligámicas, bigámicas con distintos matices”.
“La visión de pareja fija única es bastante débil en las prácticas, aunque tiene peso en el discurso. Hombres que se reconocen muy religiosos tanto desde las religiones protestantes, como católicas al tocar los temas de prácticas de parejas simultáneas, enamoramiento, chapeo y mangue muestran contradicciones entre su práctica y su discurso religioso y moralista”.
“Se presentan casos de monogamia, personas que reconocen que han tenido una pareja en su vida o que tuvieron parejas simultáneas antes de casarse. En algunos casos este apego a la monogamia tiene razones económicas, las experiencias previas de poligamia resultaron muy costosas y la decisión de una pareja fija tiene así un valor económico-racional”.
“La poligamia y la bigamia son muy frecuentes. Se muestra en adolescentes y hombres de todos los estratos, edades y orientaciones sexuales. Igualmente, el patrón poligámico de una pareja fija con varias simultáneas y ocasionales no se reduce a un solo estrato social ni grupo de edad, sino que transita en la diversidad”.
“La poligamia es el resultado de la construcción cultural, no podemos afirmar que es únicamente masculina, pues en otros estudios se identifican muchos casos de mujeres que tienen patrones poliándricos”.
“Para la población entrevistada sus prácticas poligámicas están asociadas a factores externos, en los que pesa la competencia de poder entre hombres, debilidades en las respuestas sexuales al interior de matrimonios, situaciones de deterioro del estereotipo de belleza esperado en la pareja, las prácticas de poder presentes en partidos políticos, y facilidad para recibir ofertas de mujeres y jóvenes en la cotidianidad. Los hombres no asumen autorresponsabilidadante la poligamia, sino que la justifican, considerándose vulnerables ante la atracción femenina”
“La multiplicidad de modalidades y prácticas nos muestra que la mirada a las relaciones de pareja no puede reducirse a la hegemonía religiosa y moral que aparenta haber tenido mucho peso, lo que no necesariamente ha sido así en la realidad. Parece ser que no hemos sido, ni somos una sociedad monogámica. La poligamia no es un caso aislado, sino que por el contrario fluye desde distintas prácticas ocultas”.