Una de las consecuencias de la crisis del coronavirus, es que el mundo se ha dado cuenta que aprendió a conocer el verdadero costo de hacer negocios con China.
La economista egresada de Harvard Carmen Reinhart, hoy Jefa Economista del Banco Mundial y sus colaboradores Sebastián Horn y Christoph Trebesch, del Instituto Kiel con sede en Alemania, tratan investigaciones y distintos aspectos sobre la economía mundial.
Dichos investigadores en un período de dos años, lograron descubrir fuentes de información estadística que anteriormente eran desconocidas, lo que les permitió identificar cómo China, desde el 2017, había prestado $400 miles de millones a 106 países emergentes y en vías de desarrollo y que además, la mitad de esos países, no aparecían incluidos en los reportes relacionados con la información sobre la deuda publicada por las organizaciones multilaterales, como el Banco Mundial ni tampoco en las agencias de clasificación de valores.
A esto habría que agregar, el informe preparado por Charles Lane, periodista del Washington Post, quien destaca las informaciones obtenidas por los profesionales del mencionado Instituto Alemán.
Del total de los países, el estudio identificó que 50 de esos países, tienen una deuda con los bancos estatales chinos de aproximadamente un 15% de su Producto Interno Bruto (PIB) y otros12 la deuda es superior a un 20%. A manera de ejemplo, Zambia en un futuro tendrá que perder su tercera más grande mina de cobre, dada como colateral a cambio de alcanzar un alivio de su deuda con China, de acuerdo a los medios estadounidenses.
No obstante, en el 2018, Sri Lanka tuvo que dar 99 años en un arrendamiento financiero de un Puerto debido a que dicho país no pudo pagar el préstamo acordado para su construcción.
Por otra parte, a causa del carácter oficial y comercial de los préstamos de la Banca estatal china, los cuales están fuera del alcance de dos importantes instituciones de monitoreo como lo son el Club de Paris, para préstamos o créditos a gobiernos con gobiernos y el Instituto Financiero Internacional para préstamos o créditos del sector privado-Bancos-gobiernos.
Tanto los gobiernos como los periodistas financieros, han venido llamando la atención a esa bomba de tiempo hace ya varios años, solicitando que China se integre al Club de Paris y asuma la necesidad de transparentar sus obligaciones. La respuesta de China ha sido tratar de lidiar con sus deudores directamente y sin intermediarios.
Sin embargo, China ha modificado postura a causa de la pandemia causada por el coronavirus y durante la reunión reciente del Grupo de los 20, acordó un limitado moratorium del servicio de la deuda para los 76 países más pobres hasta el final del año en curso.
Cabe mencionar, que no hay mucha claridad alrededor sobre cuáles son las naciones, que tienen una deuda con China. Lo anterior, impide una efectiva y coordinada respuesta internacional a la crisis financiera que enfrenta en la actualidad el mundo entero, particularmente los países más pobres, a menos y hasta que China este de acuerdo en informar acerca de que países forman parte de su programa de préstamos.
En consecuencia, como todos los demás países, China tiene la obligación de encontrar la forma de responder a su global y pública responsabilidad de transparentar sus relaciones financieras con la del resto del mundo.