MEXICO (AFP).- México y Estados Unidos enfrentan estas últimas semanas una tirante relación provocada por declaraciones de funcionarios estadounidenses, lo que ha suscitado la molestia del gobierno mexicano antes de la reunión que ambos presidentes tendrán el miércoles en Waco, Texas.

   La última declaración fuerte emitida por un funcionario de ese país, fue del director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Porter Goss, quien dijo que Estados Unidos debería concentrarse más en la «seria amenaza» de que terroristas puedan internarse en su territorio atravesando la frontera que comparte con México, «nuestro patio trasero».

   Esas declaraciones «no están a la altura del diálogo respetuoso y constructivo que México busca en todas sus relaciones diplomáticas, ni son propias del tono de cooperación que en materia de seguridad se tiene con diversas dependencias del gobierno de Estados Unidos», respondió la cancillería mexicana.

   El proyecto de ley denominado «Real ID Act» aprobado por la Cámara de Representantes el pasado 10 de febrero, y que el Senado de Estados Unidos está analizando, con el que se construiría un muro entre California y México para detener el flujo de migrantes indocumentados, también ha añadido presión a la relación bilateral.

   «Nosotros estamos convencidos de que lo muros, las paredes no sirven, hay que derrumbarlos (…). Ningún país que esté orgulloso de sí mismo debe construir muros», dijo la semana pasada Fox a corresponsales de Estados Unidos y Canadá.

   Advirtió que estará pendiente de las prácticas de vigilancia y caza de indocumentados que han iniciado algunos colectivos estadounidenses en varios puntos de la frontera sur.

   Fox dijo que su administración ha pedido en varias notas diplomáticas al departamento de Estado que «no se permita por ningún motivo que este tipo de grupos violen las propias leyes norteamericanas».

   La titular del departamento de Estado, Condoleezza Rice, hizo una visita relámpago a México el 10 de marzo pasado para fijar la agenda de la reunión entre Fox y Bush.

   Pero para la prensa local su visita tenía como objetivo relajar la relación bilateral, tensada luego de que otros funcionarios del gobierno de Estados Unidos criticaran en un informe la situación de los derechos humanos en México, la inseguridad provocada por la guerra de narcotraficantes en la frontera norte de este país, así como una eventual inestabilidad política en las elecciones presidenciales de 2006.

   Ese intento quedó sepultado bajo las declaraciones del titular de la CIA el pasado 17 de marzo.

   A todo lo anterior se sumó la demanda de productores agrícolas mexicanos para que Fox plantee «enérgicamente» la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que en su opinión ha tenido severos impactos negativos en la calidad de vida de los campesinos.

   Los productores agrícolas confían en que los mandatarios avancen en la propuesta mexicana de regularizar a los mexicanos que laboran de manera ilegal en Estados Unidos. Sin embargo, Fox afirmó que la firma del eventual acuerdo migratorio no está cercana.