Relaciones RD-Haití

Relaciones RD-Haití

Empezando porque la tradición reitera de martes y viernes 13 son agoreros y un martes 13 se produjo el magnicidio del Perínclito de San Cristóbal, de todas maneras el martes 13 de este mes se reunieron en el salón de embajadores del hotel María Montez de Barahona los presidentes Danilo Medina y Michael Martelly, del incordiado vecino haitiano.

La cita presidencial aprobó en principio seis puntos, para su confirmación en 15 días, y ninguno abordó los temas principales que jalonan las relaciones bilaterales básicas de los dos Estados, migración y comercio.

El protocolo para esta cita, considerada en sentido generalizado estéril y perdedera de tiempo, debió redactar compromisos claros alusivos a la política migratoria del Estado dominicano definida en la ley 168-13 del Tribunal Constitucional, primer paso correcto y memorable para organizar la migración de nacionales extranjeros y aceptar los que el Estado dominicano estime necesarios para obras de interés social, y ni uno más, ni para nada más.

El segundo punto a tratar en esa cita vacua debió consistir en proclamar un Tratado de Libre Comercio entre los dos Estados, eliminar los mercados binacionales fronterizos y que las aduanas de cada país cobren los arbitrios reglamentarios, y colocar las mercancías de exportación de cada Estado en las aduanas respectivas.

Esas dos providencias se entiende que no causarían inconvenientes a ninguna de las dos partes, sino todo lo contrario, normalizaría y organizaría los mercados de los dos países conforme a lo razonable, la ley y el espíritu de los acuerdos.

Desde antes de esa cita, resulta inaplazable que el presidente Medina y la cúpula empresarial acuerden estrategias correctas de prospectar mercados cercanos para colocar sin vedas sorpresas con aroma a chantaje, que es consuetudinaria de Haití.

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