Relajar el control de fusiones no es la panacea, dice Bruselas

Relajar el control de fusiones no es la panacea, dice Bruselas

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Ante las críticas provenientes de Francia y Alemania contra la legislación antimonopolio, un documento de la Comisión Europea advierte que la atención debe ponerse en los desafíos reales a los que Europa se enfrenta, en lugar de perder tiempo y energías buscando un chivo expiatorio.
El documento, redactado por el European Political Strategy Centre, el think tank de la Comisión Europea que depende directamente del presidente, afirma que «la aplicación de la política de Competencia no impide la creación de campeones europeos. En todo caso, al mantener los mercados justos y competitivos, crea las condiciones para que surjan industrias mejores, más eficientes e innovadoras».
En Bruselas no están verdaderamente sorprendidos por el malestar de los dos gigantes continentales. «Cada fin de legislatura pasa lo mismo, lleva décadas pasando. Cuando se agota se reabren siempre dos debates, el de la política industrial y el de los campeones. Lo tenemos muy visto», explica un veteranísimo funcionario europeo. Esa discusión es normal, es incluso sana, cree el equipo de Juncker. Pero para que sea productivo debe sustentarse «sobre hechos» y ayudaría escuchar todas las voces y no sólo las de unos gobiernos frustrados con Vestager o preocupados por la ‘amenaza’ china.

«Relajar las reglas de control de fusiones, las normas antimonopolio o de ayuda estatal no es una panacea ante las supuestas debilidades y desafíos de competitividad de la industria europea, y además con- lleva riesgos significativos, especialmente si esto se traduce en la autorización de transacciones anticompetitivas», avisa un paper que pretende influir en la cumbre de jefes de Gobierno de este jueves.

No es mera retórica. «La gran mayoría de las fusiones en la UE se aprueban sin condiciones. En los últimos diez años (2009-2019), la Comisión Europea ha aprobado más de 3.000 fusiones y ha bloqueado solo nueve», recuerda el documento. Y como pone ejemplos de algunas «que ayudaron a construir campeones europeos» fuertes, mientras mantenían la competencia en los mercados europeos, como la adquisición de Opel por parte de Peugeot o la adquisición de SAB Miller por parte de AB InBev, ambas aprobadas sin obstáculos.

La Comisión trata de poner contexto. Francia y Alemania, que han movilizado a 19 países reclamando una revisión en profundidad de mecanismos y objetivos, quieren ir más allá, y han pedido un cambio en las reglas para, entre otras cosas, que el Consejo Europeo (los jefes de Estado y de Gobierno) puedan revertir alguna decisión polémica del Ejecutivo comunitario. La posición oficial de las instituciones es que si los Estados Miembro quieren cambiar las normas, están en su derecho, pero mientras sigan siendo las actuales, no deberían tratar de socavarlas. España, por ejemplo, aboga por dejarlas como están.
Ineficiencia económica
El documento, en un lenguaje bastante duro para los estándares habituales, avisa de que «Europa podría encontrarse en una espiral descendente de ineficiencia económica y arbitrariedad política, generando desconfianza y divisiones internas, ya que los Estados miembros más grandes podrían imponer su voluntad a aquellos con economías más pequeñas, lo que difícilmente contribuiría a fortalecer la posición [de la UE] en la economía mundial. La posición de la Comisión va más allá. Cree que Europa tiene que dejar de quejarse y empezar a buscar soluciones, porque se está quedando atrás. Y el escollo de fondo es claramente político, no regulatorio.

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