Remedio contra las debilidades

Remedio contra las debilidades

El país tiene que curar a tiempo las debilidades que facilitan la comisión de irregularidades en instituciones públicas, y que se traducen en manejo inadecuado de recursos humanos, adquisición no autorizada de vehículos, uso de celulares con cargo al erario. El Presidente Leonel Fernández, en su encuentro del jueves con los directores de medios de comunicación, ha defendido el esfuerzo de su Gobierno por controlar las malas prácticas y ha definido como debilidades la falta de controles que permite que se cometan irregulares en  instituciones, irregularidades que la gente califica como corrupción.

Lo cierto es que los actos propiciados por las debilidades son de larga data y representan una carga innecesaria para el erario. Hay que entrar en consideraciones éticas para definir claramente el peso moral de estos actos que, pareciendo sencillos y poco importantes, irritan a la gente que, con justa razón, defiende el patrimonio público. Lo que corresponde es agilizar la aplicación de controles en todas las áreas de la administración pública susceptibles de ser utilizadas para acciones cuestionables. El país ha avanzado en materia de controles contra las malas prácticas y eso hay que admitirlo, pero todavía queda mucho por hacer. La percepción de mucha gente no distingue entre hiper corrupción e irregularidades, pero sí cree que hay que aplicarle remedio a las debilidades.

 

Freno al vandalismo

Ayer en la mañana mucha gente tuvo dificultades para llegar a tiempo a sus deberes. Un paro sorpresivo de transporte, decidido por uno de los seudo sindicatos que explotan este servicio, provocó más que retraso entre pasajeros. Muchos ciudadanos fueron agredidos e insultados por vándalos que los sacaban de los vehículos en que pretendían transportarse. También se agredió y amenazó a choferes que querían trabajar.

Este tipo de salvajismo tiene que ser frenado. Los ciudadanos no pueden estar a merced de que un falso sindicato decida paralizar sus vehículos y forzar a otros que no comparten sus criterios a paralizar los suyos por la fuerza. No se puede permitir que se siga agrediendo a pasajeros que procuran llegar a sus lugares de trabajo. Estos falsos gremios, que por cierto dan un pésimo servicio de transporte, tienen que ser metidos en cintura con la ley en las manos. Hay que frenar tanto vandalismo.

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