Rendición de cuentas, de transparencia y corrupción

Rendición de cuentas, de transparencia y corrupción<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2010/03/54E46EBD-E1F7-49A5-8965-22B4D6F40086.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=376 data-eio-rheight=390><noscript><img
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En su discurso de rendición de cuentas el pasado 27 de febrero el Presidente Leonel Fernández identificó tres áreas en las que según su opinión “el Gobierno, conjuntamente con la sociedad, deberá trabajar de manera sostenida e incansable hasta alcanzar sus metas de superación”.

Esas tres áreas son: el sector eléctrico; la transparencia en el manejo de los fondos públicos y la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado. Indiscutiblemente, el elemento común a estas tres áreas en las que han fracasado todos los gobiernos, es la variable fundamental de la famosa ecuación de la corrupción de Robert Klitgaard, la falta de transparencia.

La arraigada cultura del autoritarismo y el “jefismo”, junto a la falta de institucionalidad y la inoperancia de los órganos y mecanismos de fiscalización y control, han determinado que la rendición de cuentas y la transparencia sigan siendo hoy objetivos por alcanzar en la sociedad dominicana. El rendimiento de cuentas, que se define como “el requerimiento a una organización ya sea pública o privada, para explicar a la sociedad sus acciones y aceptar consecuentemente la responsabilidad de las mismas” tiene como instrumentos el suministro de información sobre las políticas y las acciones públicas, la posibilidad de consulta sobre las mismas y la participación de los ciudadanos en la formación y elaboración de las políticas públicas. Pese a los innegables avances en  estos aspectos, es una realidad que en el país estos no cuentan con gran aceptación dentro de la clase política gobernante.

Corrupción y transparencia. La transparencia se entiende como la apertura de la información sobre las organizaciones e instituciones políticas y burocráticas al escrutinio del público. Como bien lo indica Luis Carlos Ugalde,  “La transparencia no implica un acto de rendir cuentas a un destinatario especifico, sino la práctica de colocar la información en la vitrina pública para que aquellos interesados puedan revisarla, analizarla y, en su caso, usarla como mecanismo para sancionar en caso de que haya anomalías.”    

Generalmente cuando está fuera del gobierno, la clase política adopta una postura de critica a la falta de transparencia y de rendición de cuentas; pero cambian de opinión cuando están en los disfrutes de las mieles del poder. Las actuales autoridades, que desde su postura de oposición llegaron en algún momento a elaborar un “Álbum de la Corrupción” en poco más de dos periodos de gobierno han acumulado una extraordinaria cantidad de actos de corrupción administrativa de funcionarios y allegados sin que la sanción y el castigo se apliquen. Esta situación tiene su explicación en el hecho de que en ausencia de transparencia, rendimiento de cuentas y un sistema de vigilancia y control “las empresas, los grupos de presión y algunos ciudadanos trataran de maximizar sus ganancias pagando sobornos, mientras que los funcionarios públicos tendrán mayores incentivos para maximizar sus ingresos ilegales, y los políticos su poder y sus riquezas a través de la corrupción.” Existe una relación inversa entre la transparencia y la corrupción. Los hechos parecen confirmar que cuando los gobierno y los funcionarios públicos realizan sus actividades en un marco de rendición de cuentas y transparencia, las posibilidades de ejercer acciones de corrupción y mal uso de los fondos públicos se reducen al mínimo.

La Corrupción: hechos aislados o sistema organizado. La corrupción se define como el uso de los recursos públicos, independientemente de si estos son legales, políticos o económicos, para obtener beneficios privados a expensa de limitar la capacidad del Estado para atender las necesidades sociales. Los estudiosos de este fenómeno identifican tres formas de corrupción:

(1) La que se produce por el desvió de los fondo públicos, (2) La corrupción administrativa y (3) La captura del Estado. En el primer caso los funcionarios gubernamentales utilizan los fondos del Estado puestos bajo su custodia o responsabilidad en provecho propio, de familiares o allegados. Este tipo de corrupción tiene su explicación en la capacidad de discrecionalidad del funcionarios para otorgar contratos,  exenciones, priorizar entrega de bienes o servicios públicos, o para dictaminar a favor o contra en la aplicación de las leyes. La Corrupción Administrativa se produce cuando los funcionarios reciben pagos ilícitos o sobornos para imponer distorsiones intencionales en la implementación o aplicación de las leyes, normas y tramites públicos o regulaciones con el objetivo de dar beneficios o ventajas a actores públicos o privados.

La captura del Estado por su parte, se verifica cuando empresas, individuos o grupos de influencia realizan pagos o incentivos ilícitos a funcionarios para influir en los procesos de formación de leyes, decretos y normas del Estado, de manera que se orienten en la dirección que le reporte beneficios a expensa del bien común. Se considera también como captura del Estado, cuando un líder o grupo acomoda el marco legal y las normas para garantizar el control sobre recursos políticos y económicos claves.

Como se puede ver, en nuestro país están profundamente enraizadas estas formas de corrupción, al grado de que las mismas operan tal y como lo hacen los sistemas, aunque es obvio que no van a mostrarse con los formalismos que conceptualmente definen un sistema. Es decepcionante y refleja su postura frente a los problemas de transparencia, rendición de cuentas y corrupción, que el Presidente Fernández enfatice en su discurso que:

“He sostenido que si bien hay manifestaciones de corrupción en distintos estamentos de la administración pública, no se trata de un sistema organizado al servicio de la misma, sino más bien de individuos aislados que incurren en esos actos,”…Este enfoque de la corrupción como un fenómeno aislado, esporádico y de algunos individuos, contradice los hechos y la percepción que tienen la mayoría de los ciudadanos sobre la extensión y profundidad de este problema en la sociedad dominicana, sobre todo en las instituciones estatales donde no hay una sola instancia que no haya sido afectada por esta problemática. Es esta visión política, benigna y de apañamiento de la corrupción la que ha contribuido al desarrollo de un “sistema” de corrupción generalizada.

En el país parece urgente la redefinición de los mecanismos de frenos y contrapesos para limitar los poderes en el uso de los recursos públicos y los mecanismos del Estado para provecho propio, así como los esquemas de delegación y rendimiento de cuentas a los fines de reducir la brecha entre lo que el mandante colectivo (electorado) prefiere y lo que hace el mandatario (Presidente, Ministro, Legislador, etc.). Siguiendo el pensamiento de Don Luis Carlos Ugalde el problema estriba en que en materia política, los intereses de los mandantes (votantes/sociedad) difieren de los que procuran los mandatarios (Presidente, Legisladores, Funcionarios) debido a que estos últimos tienen generalmente mayor información y control de las acciones y las orientan en su provecho. “Por ejemplo el Congreso delega” en el Ejecutivo la ejecución del presupuesto, pero “es el ejecutivo el que cuenta con todos los detalles y las minucias de ese presupuesto, “mientras que el Congreso solo dispone de información parcial y limitada”. 

Como sugiere Luis Ugalde, para elevar  la eficacia y eficiencia del gobierno se requiere diseñar un mecanismo de rendimiento de cuentas en dos vertientes: 1o “promover la transparencia de las instituciones de gobierno”, mediante el establecimiento de incentivos adecuados para limitar el oportunismo de los agentes políticos y mejorar los sistemas de supervisión y sanción; y 2o  “que la sociedad en su conjunto se involucre en el sistema de rendición de cuentas y asuma parte del costo de su operación. Un sistema ágil y ligero de vigilancia política implica ciudadanos con poder para denunciar y detonar mecanismos legales de rendición de cuentas.”

Zoom

Contrapesos

En el país parece urgente la redefinición de los mecanismos de frenos y contrapesos para limitar los poderes en el uso de los recursos públicos y los mecanismos del Estado para provecho propio, así como los esquemas de delegación y rendimiento de cuentas para reducir la brecha entre lo que el mandante colectivo  prefiere y lo que hace el mandatario. Siguiendo el pensamiento de Don Luis Carlos Ugalde el problema estriba en que en materia política, los intereses de los mandantes  difieren de los que procuran los mandatarios debido a que estos últimos tienen generalmente mayor información y control de las acciones y las orientan en su provecho. Por ejemplo el Congreso delega en el Ejecutivo la ejecución del presupuesto, pero es el ejecutivo el que cuenta con  los detalles y las minucias de l presupuesto, mientras que el Congreso solo dispone de información parcial y limitada.

Las claves

1. Un objetivo

La rendición de cuentas es un objetivo por lograr en la República Dominicana.

 2. Rendir cuentas

Para elevar  la eficacia y la  eficiencia del gobierno se requiere diseñar un mecanismo de rendimiento de cuentas en dos vertientes: promover la transparencia  y que  la sociedad  se involucre.

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