El pasado sábado, el presidente Danilo Medina acudió al Congreso Nacional para rendir ante la Asamblea Nacional su última rendición de cuentas del actual período constitucional. Este finaliza el próximo 16 de agosto. Por la importancia y significado del mismo, reviste especial importancia por todo lo que dijo el presidente y el objetivo de lo que buscaba para impactar a la nación.
El presidente Medina hizo el trillado resumen, como todos sus antecesores, de los trabajos de cada uno de sus ministerios. Repitió los hechos y acciones que ocuparon la atención presidencial y que siempre son más positivos que la de sus antecesores. Pero esta vez hubo más novedades que le dan un relieve más positivo a esta rendición de cuentas.
No hay dudas que se trató de un discurso, de casi dos horas de duración, para que de una forma muy subliminal influenciar en los oyentes y los asambleístas. Él procuraba que se entendiera, tal como se pretendía, de que solo él era capaz de garantizar la continuidad de todo lo bueno que se hará en los próximos cuatro años. El apoyo para esa afirmación es lo llevado a cabo en el actual período constitucional en su fase final de seis meses.
El periodo actual el presidente Medina puede exhibir notables realizaciones en cuanto a los altos índices de desarrollo experimentado en los pasados 42 meses. El mejoramiento notable de las plantas físicas de centenares de escuelas para la educación primaria y la instauración del 9-1-1 en Santo Domingo y proyectado a extenderse a otras regiones del país, y el extraordinario mejoramiento de las vías de comunicación son los hitos más notables de unos esfuerzos nunca bien valorados.
Así mismo las Visitas sorpresa fue una innovación política para captar adhesiones y hacer resurgir el estímulo para que la gente del campo asimile que ahora tiene una oportunidad en el campo, uniéndose en los esfuerzos comunes con sus demás compañeros. De esa manera se le posibilita los préstamos a través de las Promipyme para desarrollar proyectos generadores de riqueza.
El tema ausente del Mensaje presidencial fue el de las relaciones con Haití. Ahí existen muchos escollos y malos entendidos. Pero como ellos están ahora en vísperas de un proceso para elegir a su presidente, quizás tal fue la razón para no abundar en ese tema. Y es para no herir la sensible piel de la diplomacia haitiana, que siempre tiene el arma en ristre para agredirnos diplomáticamente.
Los haitianos cuentan con el respaldo de las grandes potencias, que no quieren cargar con el problema haitiano. Las presiones diplomáticas y de otras índoles de las potencias tales como Estados Unidos, Canadá y Francia, son para que sus vecinos ricos de la isla se hagan cargo de esos seres humanos, pobres, enfermos, analfabetos e indeseables en sus territorios. A los dominicanos nos consideran los seres más malvados del Continente, si hemos persistido en defender la soberanía y negados abrirle la frontera. Y mucho más con la exhibición de las fuerzas armadas el pasado sábado 27 en la tarde.
La mención de los esfuerzos que realiza el gobierno para controlar la corrupción fueron muy destacados por todo lo que se ha implementado para la transparencia. Siempre con la salvedad, como dijera el presidente, de que hay quienes se la buscan para evadir los controles, violar la ley e inventan métodos que le permitan hacerse de lo que pertenece a todos los dominicanos. Ahora existe más transparencia y en menor escala existen manchas de corrupción que afloran públicamente.
En los medios y en los corrillos públicos se conocen de las indelicadezas que el rumor público agiganta, pero siempre con algo de verdad. Máxime cuando desde el exterior, ráfagas de acciones que involucran de mala manera el nombre del país con indelicadezas internacionales muy perjudiciales para el buen nombre del gobierno dominicano.
Fue un mensaje presidencial para inculcar e influir en la sique del ciudadano. Que solo el presidente Medina garantiza la continuidad del desarrollo y de todas las cosas buenas que su administración ha venido realizando. Por cuanto, la decisión desde ahora es que el electorado le garantice un triunfo seguro en mayo 15, pese al lastre que arrastra el presidente Medina de sus funcionarios arrogantes y engreídos, muchos con más de once años en sus cargos.