El Presidente Leonel Fernández hizo ayer galas de su destreza para exponer cifras y conceptos, y presentó ante la asamblea conjunta de las cámaras del Congreso un informe detallado de sus logros de ocho años de gestión en dos períodos consecutivos. Era obvio que en medio de una puja política como la que nos conducirá a las elecciones del 20 de mayo, el mandatario apelara a las comparaciones entre sus dos períodos de ejercicio y el que encabezó el ingeniero Hipólito Mejía del 2000 al 2004.
El Presidente Fernández exhibió nuevamente la estabilidad y crecimiento de la economía, a pesar de factores externos adversos. El aumento comparativo de la inversión extranjera, la producción de bienes y servicios, empleo, ingreso per cápita, ingreso de turistas, exportaciones, inversión en salud, educación y obras de interés público, entre otras cosas. Destacó el esfuerzo por organizar la administración pública y fortalecer la lucha contra la corrupción, así como impulsar el avance hacia la modernidad.
En un discurso de extenso recuento, Fernández enumeró los logros de su administración sin dejar de reconocer que aún falta mucho por hacer y que muchas familias padecen penurias y necesidades. Su apoyo en las cifras lo defendió con el criterio de que aunque la gente no come números, son los números los que dicen lo que come la gente.
Seguridad como talón de Aquiles
El Presidente Leonel Fernández tomó nuevamente los programas Plan de Seguridad Democrática y Barrio Seguro como prototipos del esfuerzo oficial por garantizar la seguridad ciudadana, pero admitió que la criminalidad y el narcotráfico continúan siendo un fuerte desafío para el Gobierno.
A modo de justificación por las flaquezas que en esa lucha ha exhibido el país, invocó que se trata de un problema que afecta por igual a muchos países.
En el discurso del Presidente ante la reunión conjunta de las cámaras legislativas quedó de manifiesto el gran contraste entre el éxito que ha tenido su administración en el aspecto macroeconómico, comparado con los traspiés en materia de seguridad ciudadana y control del narcotráfico.
En ocho años las políticas oficiales no han logrado revertir el reto que representan la criminalidad y el narcotráfico.