René Préval

René Préval

UBI RIVAS
El 14 del presente mes de mayo, el ingeniero agrónomo René Préval asumió por segunda vez el Solio Presidencial de la República de Haití, para un período de cinco años, enfrentando un gravísimo como aplastante compromiso de intentar, por lo menos, la ciclópea gestión de movilizar fuerzas productivas que consigna movilizar el letargo de miseria secular que hace de Haití una comunidad inviable.

Préval desempeñó la presidencia de su país en el período 96-01, cuando entregó por primera vez en la historia el poder pacíficamente a Jean Bertrand Aristide.

Haití ganó a las tropas napoleónicas la decisiva batalla de Vertiers, en las inmediaciones de Ciudad del Cabo o Cabo Haitiano, el 28 de noviembre del 1803, proclamando su Independencia, 33 días después, el 1 de enero del 1804 por el presidente Jean Jacques Dessalines, quien se hizo coronar como emperador Jacobo I.

Haití, con el innegable coraje de sus tropas conducidas por Dessalines, se convirtió en la primera república negra independiente del mundo y la segunda de América, sólo precedida el 4 de julio de 1776, por Estados Unidos de América.

En ese largo como tormentoso trayecto histórico, Haití tiene en el presidente Préval el gobernante número 55, muchos de los cuales cumplieron apenas días, otros algunos meses y ninguno completó su período sin el auxilio de la fuerza bruta, culminando sus ejercicios algunos en un charco de sangre, con la excepción del doctor Francois (Papa Doc) Duvalier.

El presidente Préval, 63 años, con un áura de moderado, sensato y por consiguiente, prudente, talentoso, con una gran experiencia, con el respaldo de la gran mayoría del fragmentado rompecabezas político haitiano, es bien poco lo que podrá obtener de no recibir el respaldo masivo y rápido de la comunidad internacional para conseguir incorporar el trabajo al 33% de su población desempleada, es decir, unos 2.5 millones de individuos.

Haití tiene urgencias para desarrollar proyectos de infraestructura medulares, básicos que no aguardan más plazos, y que involucran más de US$20 mil millones para los cuales será rigurosamente imprescindible estructurar comisiones de países donantes o prestatarios para arracimar esa respetable suma de recursos, que de ninguna manera nadie osaría asignar al albedrío exclusivo de las autoridades haitianas, porque el tiempo de los tontos (la palabra es otra) perimió.

El ascenso al Solio Presidencial de Préval no augura la espontaneidad y la presteza de los recursos económicos que requiere con urgencia Haití para sus planes de desarrollo y mitigar el hambre que azota a su población inmisericordemente, partiendo por el cotejo de las figuras que acompañaron a Préval en jurar la primera posición pública de su país.

Préval sólo fue acompañado por el gobernador del Estado de Florida, Jeb Bush, hermano del presidente George Bush jr. y ninguna figura importante del State Departament, ni de Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, la República Nacionalista de China en Taiwán y de Canadá sólo asistió la gobernadora general Michaelle Jean, de origen haitiano.

El presidente Leonel Fernández no pudo asistir a acompañar a Préval por entenderse improcedente que abandonase el país al cierre de la campaña electoral congresional y municipal, y el vicepresidente doctor Rafael Alburquerque asistía a la Cumbre de gobernante en Viena, Austria, y sólo asistió el canciller Carlos Morales Troncoso.

Confiemos en que ese incidente, aunque innegablemente agorero, no traduzca inconvenientes mayores en el inicio de la gestión del presidente Préval, y de nuestra parte dominicana, interpretar correcto los signos de los tiempos, entendiendo que Haití es el segundo socio comercial sólo precedido por USA.

Relegar al olvido las reyertas pretéritas, considerando que con USA hemos padecido dos intervenciones y todos queremos o parecernos a los norteamericanos, seguir su modelo económico o conseguir una visa de turista.

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