Un recluso en delicada condición de salud y avanzada edad falleció la madrugada del martes en la cárcel de Najayo y su cadáver permaneció tirado en su celda hasta las 3:00 de la tarde, de acuerdo con denuncias de trabajadores sociales.
Narraron que el hombre, extranjero, identificado solo como Venezuela, cumplía una condena de 20 años por narcotráfico, de los que llevaba la mitad entre ese recinto y La Victoria.
Según las informaciones de esos ciudadanos, tenía mucho tiempo en silla de ruedas, estaba muy delgado, demacrado y era atendido por un compañero que le alimentaba e incluso lo bañaba.

“A gente en ese estado deberían soltarla para que muera en su casa o en un hospital. Ese señor daba lástima”, expresó Fátima Agüero Comprés, que explicó hablaba con el recluso en sus visitas al recinto.
Indicó que a leguas era evidente el estado de gravedad de esa persona, por lo que entiende, ante su desamparo, las autoridades debieron hacer un acto de humanidad.
Contó que en esa y otras cárceles ha visto presos en condición deplorable de salud y llamó a humanizar el sistema de justicia, para evitar más casos como este.
En tanto, Luisa Manuela Santana expuso que el estado de Venezuela era para que el mismo encargado de la prisión diligenciara su libertad, cosa que cree resultaría fácil, dadas las circunstancias.
La Pastoral Penintenciario y las organizaciones que luchan por los derechos humanos han mantenido sus reclamos de un trato digno y justo a los privados de libertad.