Repensemos el país

Repensemos el país

PEDRO GIL ITURBIDES
Con el Colegio Médico Dominicano (CMD) en los talones, funcionarios del gobierno recibieron grupos de médicos que se mostraban contrarios a las huelgas. Se dijo en su momento que eran simpatizantes o miembros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en el poder. Esos funcionarios señalaron, al despedirse de uno de estos grupos disidentes de la lucha del CMD, que entendían las causas de los reclamos. También ellos, los funcionarios, estaban conscientes de la necesidad de mejorar la calidad de vida de estos profesionales.

Pero que… El qué estaba enredado en uno de esos ditirámbicos discursos de políticos, en los que subyacen plúmbeos nubarrones de las temporadas ciclónicas. En efecto, decían los funcionarios, queremos –de todo corazón- elevar la calidad de vida de los médicos. Sin embargo, con los actuales niveles de ingreso, no parece probable que pueda llevarse a cabo un aumento de los sueldos. Sería necesario contemplar alguna modificación en las cargas tributarias, para dar satisfacción a los reclamos. Aunque aquellas palabras no fueron dirigidas al CMD, cesaron los paros. Y como por encanto se anunció una moratoria post electoral de la denodada lucha.

 Es probable que desde ambos lados, sin mediar acuerdo, se hayan supeditado las respectivas alzas, a los resultados de las elecciones generales. Pues bien, ya tuvieron lugar las elecciones. Y fue reelecta la fórmula presentada por el PLD. Quiere esto decir, por consiguiente, que la tregua lograda con los médicos por vía de una carambola, entra en etapa de un nuevo examen. A la luz de la críptica adhesión a los reclamos de la clase médica, se coloca al contribuyente a tiro de nuevas modificaciones a las leyes impositivas.

Admito que estoy levantándome de madrugada en cuestión que no se ha expuesto clara y abiertamente. Pero he querido levantarme al alba, pues las autoridades que han conducido al país en los últimos años no conocen otros métodos más que éste de aumentar la presión tributaria para reorganizar las finanzas públicas. Lo cuestionable del procedimiento radica en que, con ello, se frenan las posibilidades reales de un crecimiento sano de la economía nacional.

Por eso creo indispensable pedir que repensemos el país. Que volvamos la vista a un capitán y gobernador general de la colonia de Santo Domingo en los días de la España Boba. Instado para que buscase recursos en los bolsillos de los comerciantes de la colonia, don Sebastián Kindelán señaló que éstos no se hallaban en condiciones de tributar morocota alguna al fisco de la colonia. Y dijo más: señaló que cuando el Estado es muy costoso para los pueblos, los pueblos se empobrecen. Por eso quiero que repensemos el país.

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