Se ha venido trabajando desde muy lejos la posibilidad de que el doctor Leonel Fernández Reyna vuelva a ser candidato para la presidencia de la República.

La posición en ese sentido se ha escuchado siempre entre líderes políticos de los partidos aliados.

Creemos, sin lugar a dudas, que esa fue la razón principal por la cual el actual Presidente se entregó en cuerpo y alma en la lucha porque el Congreso Nacional esté ampliamente dominado por los senadores y diputados del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Ya con la reforma a la Constitución, el doctor Fernández logró abrir la posibilidad. 

Todo se ha venido cuajando por etapas y de manera escalonada.

Los anuncios publicitarios en las carreteras y puntos principales del país forman parte de esta gran estrategia que ahora va entrando a su punto duro.

Nadie cree las explicaciones que da el mandatario, en el sentido de negar que no tiene control de la promoción.

La realidad es que fuera de Leonel Fernández el PLD no tiene otro candidato certero que pueda garantizar la permanencia del partido al frente de la cosa pública. 

Pero aparte de esa realidad, está lo de la ambición propia. No es verdad que el presidente del partido morado va a entregar así por así. Los dominicanos recordamos mucho esa expresión de que mientras Balaguer respire, que nadie aspire.

Eso ha sido lo tradicional en la gran mayoría de los presidentes dominicanos.

Pero aparte de estas realidades, en lo que Leonel se ha hecho diestro es en esa capacidad de lograr retener el poder mediante el uso de los recursos del Estado, la compra de conciencia y cualquier cosa que le sume.

Salvo algo fuera de serie, veremos a un Leonel envejecerse en el poder.