Reportaje
Ante el horror, el AMOR se manifiesta en HAITI

<STRONG>Reportaje <BR></STRONG>Ante el horror, el AMOR se manifiesta en HAITI

Ciertamente el amor, volcado en diferentes formas, a caudales y generosamente, desde el más humilde hasta el más encumbrado, ha sido la respuesta ante el horror del desastre en Puerto Principe, Haití, por el devastador terremoto de 7.5 en la escala de Ritcher, que ha dejado más de 75,000 muertos y unos 200,000 heridos en la vecina república.

En efecto, desde la ternura e ingenuidad de un niño, hasta los intelectuales y sabios hombres de negocios, todos, como un resorte de amor, han respondido a la desgracia de un pueblo, azotado por uno de los  más terribles terremotos de su historia. Todos, sin menoscabo de razas, idiomas o culturas, han dicho presente, tratando de aliviar el dolor de todo un pueblo que clama por ayuda, por alimento material y espiritual. Y el pueblo dominicano, generoso y solidario, ha olvidado sus posibles fricciones, para acudir presuroso a ofrecer su ayuda. Médicos, rescatistas, voluntarios de todo tipo, y ayuda material en equipos, alimentos y medicinas, han fluido de forma abundante por nuestras fronteras para aminorar el caos y la desesperación reinante en el pais hermano.

Pero hoy, es tiempo de revertir la angustia y proclamar la esperanza. Es tiempo de sacudir el dolor y agradecer la vida, de proclamar justicia y bendiciones. Es tiempo de construir, de agradecer, de bendecir, de caminar y alabar. Aún con el corazón constreñido de dolor, hay que mirar hacia adelante.  Es tiempo de soltar los grillos que nos atan a lo material y volemos hacia nuestra esencia espiritual, para que nos hagamos más dignos de su gracia, que caminemos por senderos de justicia y proclamemos la gloria de nuestro Dios en todo momento y lugar. Orar, orar mucho por Haiti, por nuestro país, y por el mundo. Para que lluvia de bendiciones, prosperidad y alegrías, alivien nuestra carga de dolores y temores. Con verdadera fe, confiar en el Todopoderoso, en su inmensa misericordia, y descargar en El toda nuestra angustia, nuestro dolor y nuestro temor. La paz vendrá como consecuencia. Y solo asi, cambiaremos mal por bien, maldición por bendición, horror por amor.

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