REPORTAJE
En el barrio Los Guandules falta de todo

<STRONG>REPORTAJE </STRONG><BR><STRONG>En el barrio Los Guandules falta de todo</STRONG>

Visitar a Los Guandules y no impresionarse por la realidad social de esa barriada, es prácticamente imposible. Sus calles angostas llenas de personas, vehículos y animales, además de ser los estadios improvisados de niños que sueñan con ser beisbolistas, te apertura la panorámica de la realidad existente.

 

 

Reitero, caminar por Los Guandules, resulta, sin ánimos de exagerar una odisea, sus aceras dejaron de ser peatonales para convertirse en el parque de las damas que platican con mucha vehemencia el hecho violento o delincuencial  más reciente sucedido en la comunidad, en el mercado público, donde las personas montan “una chiripa” o negocio informal que les permita buscarse el sustento diario o, simplemente, no poder ser aprovechadas por los transeúntes debido a que son utilizadas como anexos de casas construidas sin el más mínimo criterio urbanístico.

Falta de todo. “En los Guandules hace falta de todo”, expresa una dama con aparentes problemas mentales, una de las tantas que pueden observarse en esta barriada. Y no resulta nada descabellada esta afirmación, a pesar de la persona que la expresa, pues solo hay que tener dos ojos en la cara para poder corroborar lo vociferado por la dama perturbada.

 

 

Falta de energía eléctrica, escasez de agua potable, ningún espacio de uso colectivo donde los jóvenes puedan poner en práctica sus habilidades deportivas ó artísticas, falta de un sistema cloacal que no permita la inundación de las casas cuando llueve, falta centros cercanos de salud y poca seguridad ciudadana, pero lo más preocupante falta de educación, y formación cívica que genere una mejor convivencia entre sus moradores.

A juicio de Juan Tiburcio, presidente de la Junta de Vecinos Arzobispo Meriño, si hubiese educación cívica, un vecino no excedería los niveles de ruido porque “está en su casa”, las personas no tirarían a las calles la basura que finalmente va a los registros sanitarios, los cuales se tapan y generan inundaciones.

Afirmación similar expresa Enrique Damián, encargado del área cultural del Comité Para la Defensa de los Derechos Barriales (COPADEBA), quien es enfático en afirmar que si se educara a los jóvenes sobre sus derechos y deberes cívicos, estos no estarían desde tempranas horas de la mañana, parados en una esquina, delinquiendo y malversando.

 

 

Expresa además que esta situación en gran medida es responsabilidad de los padres. “Los padres son los llamados a educar a sus hijos, no sólo con palabras, sino con sus acciones. Si una madre está el día entero, jugando bingo, chismeando o viendo novelas, ¿Qué puede esperar la sociedad de sus retoños?”, se pregunta el comunitario.

De igual modo, afirma que en la actualidad existe un esquema de exclusión que el Estado propicia, las escuelas multiplican y las familias, al no tener la visión, las aplican.

Agrega que no hay buenos ejemplos en el país de crecimiento y desarrollo social con ética e integridad y que esto se visualiza con el incremento de hechos delictivos perpetuados por jóvenes, adolescentes y niños.

Sistema cloacal saturado. Moradores expresaron que uno de los principales problemas es la condición en la que están los registros del barrio. Según el presidente de la Junta de Vecinos San Rafael, la principal causa de esta situación es la distancia de los registros, que limita su limpieza.

 

 

El comunitario dice que han visitado el Ayuntamiento del Distrito Nacional y no han sido escuchados.

“Nosotros pagamos impuestos para que este tipo de problemas sea solucionado, no para que el alcalde, juegue golf o compre mansiones”, expresa Rafaela Montero, una comunitaria muy conocida en la zona.

Los moradores expresaron su preocupación por las constantes lluvias, características de la temporada ciclónica, que se convierten en un gran riesgo al no contar con un buen sistema cloacal.

Aseguran que esta situación ha traído como consecuencia otros males, como enfermedades de la piel, los pulmones, casos de dengue e infecciones estomacales, debido a que el agua que utilizan para la cocción de los alimentos, muchas veces se contamina.

Inseguridad ciudadana. Los moradores y comunitarios se quejan además de la inseguridad creciente y latente en el sector.

Sostienen que no necesitan tanto patrullaje en el día, pues es en la noche cuando suceden los hechos delictivos con más frecuencia, y a esas horas los policías brillan por su ausencia, exponen.

Dicen que son incontables los atracos ocurridos desde las 9:00 de la noche, hasta las 7:00 de la mañana, y, lo peor, es que no son escuchados por los policías de la zona.

Falta de centros cercanos de salud. “En la comunidad no hay centros de salud cercanos, por consiguiente cuando una persona se enferma debe ir al menos distante que es el Morgan”. Esta afirmación la hace Faustina Payano refiriéndose.

 

 

Payano agrega que es muy difícil ser atendido en este hospital público debido a la cantidad de personas que asiste de todos los barrios de la zona norte del país.

“Tengo más de seis meses tratando de operarme en el Morgan y esto a pesar de contar con todos los estudios previos y ser aprobada la operación”, expresa.

Cuestiona el hecho de que en ese hospital «dejen morir a las personas» sólo por burocracia administrativa. Afirma que como ella hay personas de San Cristóbal, con todos sus estudios realizados y sin poder concretizar la operación. Señala a una doctora de apellido Sánchez, la cual le asegura cada vez que asiste que debe esperar, pues hay procedimientos que cumplir, concluye enojada la señora.

EL ZOOM

Un barrio entre otros

Los Guandules es uno de los barrios que conforman la circunscripción número 3 del Distrito Nacional. Este sector junto a La Ciénaga, Gualey, Las Cañitas, La Zurza y Simón Bolívar, es cercano a los ríos Ozama e Isabela, lugar que concentra la mayor tasa de pobreza y exclusión del distrito, esto según el mapa de pobreza, publicado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional en el año 2008.

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