Reportaje
Bombillas de bajo consumo: ¿son o no la opción?

<STRONG>Reportaje<BR></STRONG>Bombillas de bajo consumo: ¿son o no la opción?

EFE. Reportajes. Numerosos gobiernos han tomado la decisión de dar paso a esta nueva generación de lámparas, que necesitan de mucha menos energía y duran más tiempo, aunque resulten un poco más caras. También compañías como Phillips llevan años apostando por la desaparición de la bombilla tradicional.

La Unión Europea pretende implantar su uso generalizado a partir de 2011. El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio intentó extender su uso en España mediante la campaña “Cada pequeño gesto cuenta” con escaso éxito: se entrega un cupón con la factura de la luz que debe canjearse en una oficina de correos, pero de momento sólo dos de cada diez hogares han canjeado este cupón.

Según Benito Rodríguez, la intención del Gobierno español es buena, pero un tanto simplista en su desarrollo: “Resulta complejo disponer de una logística para canjear estos cupones. Nuestra opinión ha sido siempre utilizar canales habituales de distribución de lámparas y que fuese ahí donde se canjeasen los cupones”.

Aun así, la implantación de estas lámparas de ahorro sigue siendo escasa. De media, según Rodríguez, “no pasamos de dos a tres unidades por hogar, lo cual es relativamente poco en comparación con otros países. Sin embargo, la ampliación de programas de suministro de los fabricantes hace que se vean estas lámparas de forma más aceptable, especialmente por las nuevas formas y tonos de color que las hacen más atractivas de cara al usuario”.

Se puede cambiar todas las lámparas del hogar manteniendo la misma cantidad de luz, ya que han mejorado mucho y hoy en día apenas hay diferencia lumínica. A pesar de ello, uno de los principales problemas sigue siendo que la rapidez de encendido es algo menor. La Unión Europea recomienda dividir entre cuatro los vatios de potencia de una bombilla tradicional para saber cuál es su equivalente de bajo consumo.

La invención de la bombilla incandescente tiene su origen aquel 21 de octubre de 1879, cuando el estadounidense Thomas Alva Edison la patentó. Sin embargo, el relojero alemán Heinrich Göbel ya había diseñado 30 años antes una bombilla similar, pero se olvidó patentarla. El invento revolucionó la sociedad.

Cuidar el medio ambiente.  El sitio «web» “One Billion Bulbs” nos permite calcular el ahorro de dinero y energía dependiendo de diversos parámetros: el tipo de bombilla que utilicemos, el país y la media de horas que la utilicemos. Por ejemplo, en España, reemplazar una bombilla incandescente por una lámpara compacta fluorescente (CFL) de 28 vatios, con una media de uso de cinco horas diarias, nos permitirá ahorrar quince dólares (doce euros) al año y un ahorro de hasta 82 kilogramos (188 libras) de CO2.

Los detractores dicen que estos nuevos fluorescentes contienen mercurio, un contaminante muy nocivo para la salud, y no hay apenas programas para su reciclado. Los ecologistas alertan además de los daños que esta sustancia tóxica puede causar en la salud de las personas y en el medio ambiente, si no hay un reciclaje correcto.

A pesar de ello, el mercurio es un material imprescindible para la fabricación de estas lámparas, aunque es un material tóxico muy contaminante. En una bombilla de bajo consumo, hay entre uno y cinco miligramos, una cantidad ínfima.

 Respecto al reciclaje, los consumidores pueden entregar sus unidades fundidas en los mismos puntos de venta en que fueron adquiridas. Además, la asociación Ambilamp, establecida en España, lleva a cabo una labor encomiable para la recolección y el reciclaje de lámparas de bajo consumo y tubos fluorescentes. En ferreterías, grandes almacenes y tiendas de electricidad pueden verse contenedores para depositar las bombillas fundidas.

El vicepresidente de ANFALUM, Benito Rodríguez, tiene claras las razones por las que se quiere alarmar sobre el uso de las CFL: “En algunas  comunidades autónomas, se percibe que ese proceso de reciclaje tiene que ver más con el interés de algunos responsables políticos en el tema de medio ambiente”.

Por un futuro brillante. No sólo las bombillas de bajo consumo representan el futuro de la iluminación mundial. La tecnología LED (diodos luminiscentes) se presenta como elección de futuro, a pesar de que es conocida desde los años sesenta. Las LED están ya presentes en nuestra vida diaria: son esas luces que hay en los interruptores de plástico de muchos aparatos eléctricos.

Entre las ventajas de estas lámparas encontramos su duración, más del doble que una bombilla de bajo consumo, y el poco espacio que ocupan a pesar de dar la misma luminosidad. Por contra, su precio sigue siendo mayor que en el resto de las opciones.

Las LED se han comenzado a integrar en televisores de última generación que permiten una definición mayor. En definitiva, varias son las posibilidades que se presentan al usuario para renovar la iluminación de su vivienda.

Las claves

1.  Medidas 

Casi todos los gobiernos del mundo están llevando medidas para promocionar su uso en detrimento de las bombillas incandescentes tradicionales por el ahorro que representan.

2.  Bombillas

Las bombillas de bajo consumo representan el futuro de la iluminación mundial, pero existen otros sistemas. La tecnología LED (diodos luminiscentes) se presenta como una elección próxima, a pesar de que es conocida desde los años sesenta.

3.  Ahorro

La página web, “One Billion Bulbs” nos permite calcular el ahorro de dinero y energía dependiendo de diversos parámetros.

4.  Llegaron a quedarse

Las bombillas CFL (del inglés “Compact Flourescent Light Bulbs”) o bombillas de bajo consumo, como se las conoce habitualmente, según se percibe por su acogida vienen dispuestas a perpetuarse.

Publicaciones Relacionadas