REPORTAJE
Crecimiento sin control         

REPORTAJE<BR>Crecimiento sin control         

La ciudad de Santo Domingo, que en 1930 era prácticamente una aldea, hoy se ha  convertido en la gran metrópoli de la nación y en una provincia con siete municipios que concentra  más de 2.5 millones de habitantes que se entremezclan en un ambiente cargado de contaminación, con un fuerte crecimiento vertical y donde impera el desorden vehicular  e institucional.

En aquella desolada ciudad, controlada por un régimen dictatorial que impresionaba a nacionales y extranjeros por sus encantos, no faltaban brigadas  encargadas de asear sus calles y mantener un orden en todos los sentidos.

Cuando se habla o se escribe acerca del desarrollo de Santo Domingo no puede faltar el capítulo de la era del dictador Rafael Trujillo, en la que en 31 años produjo fuertes cambios en la fisonomía urbanística y arquitectónica de la ciudad.

Tampoco se puede ignorar la transformación que llevó a cabo el ex presidente Joaquín Balaguer durante  sus intercalados 22 años de gestión, aunque sin la debida planificación, lo que  continuaron en menor o mayor proporción   los gobiernos que le sucedieron.

La otra ciudad.  En Santo Domingo,  enclavada prácticamente en la Zona Colonial, surgía una aparente modernización y ampliación de sus contornos, en donde las calles y avenidas, sin túneles ni elevados,  se esparcían en un extenso y desolado paisaje. En 1936, le fue cambiado su nombre por el de  Ciudad Trujillo,  y seis meses después del asesinato del tirano, en noviembre de 1961, se le reasignó  su nombre original.

Al conmemorarse los 25 años de la dictadura, en 1955, fue inaugurada por el presidente títere Héctor Trujillo la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, un conjunto de obras monumentales  erigidas en la parte suroeste de la capital. Entre ellas el Palacio del Consejo Administrativo, Teatro  Agua Luz  Angelita,  Edificio Internacional, Avenida de la Paz y los hoteles El Embajador, Paz y Generalísimo, con una inversión de US$50 millones.

En 1950, los habitantes de la ciudad alcanzaron  181 mil. Luego comenzó la explosión urbanística y la expansión de la zona moderna, un proceso inicialmente lento. En 1960, la población era de 370 mil habitantes; en 1970, había 676 mil; en 1980, registró 1,500,000; casi dos millones y medio en  1994 y cerca de tres millones en  1996.

Un tercio de la población de la República Dominicana vive actualmente en Santo Domingo y el Distrito Nacional, por lo que habría que imaginar los  graves problemas conexos al desmesurado  crecimiento de la ciudad en los últimos 50 años, sin un plan regulador.

En Ciudad Trujillo había 10,542 viviendas en 1935, habitadas por 14,218 familias. En 1950, el número de casas había alcanzado cifras asombrosas: 41,161, alojando 42,121 familias. Cerca de 1,000 familias estaban obligadas a ocupar casas mellizas o múltiples, o vivir bajo techos comunes.

Transformaciones.  A 50 años del ajusticiamiento de Trujillo, grandes transformaciones urbanísticas han cambiado radicalmente el panorama de la vieja ciudad, tanto así que hoy día la adornan extensos e importantes túneles, elevados y pasos a desnivel, imprescindibles para el desenvolvimiento  de la población, aunque el caos en todo su entorno se mantiene por un crecimiento desordenado y sin planificación por parte de los gobiernos centrales y municipales.

Los caminos antiguos formaron la estructura fundamental para el desarrollo de la Ciudad Intramuros y otras áreas, ayudando a la aparición de importantes avenidas como la Bolívar e Independencia y Colombina. Hasta 1950, la extensión de la ciudad de Santo Domingo en la parte sur y oeste llegaba apenas a la avenida Fabré Geffrard, hoy Abraham Lincoln.

Un plan fallido.  Los frustrados  intentos del plan regulador del crecimiento de Santo Domingo precipitaron a la ciudad a un anárquico proceso urbanístico, conduciéndola por la arrabalización y marginalidad. Hacia el norte y nordeste se situaron cientos de familias campesinas que emigraron a la capital invadiendo terrenos por doquier.

Hacia 1965, el crecimiento  de la capital se reduce a algunos proyectos privados al oeste, como Los Prados, ensanche Paraíso y, entre otros, urbanización  Las Villas. Al oriente surgieron barrios improvisados como ensanche Isabelita, la prolongación Alma Rosa y numerosas barriadas marginales como Maquiteria, Vietnan y Katanga.

Crecimiento sin control.  El Gran Santo Domingo se ha transformado. A principios de los 90, la ciudad registró un  fuerte crecimiento  vertical, en donde  exclusivas áreas se han llenado de torres  y otras edificaciones, mientras el caos reina en las periferias entre familias que residen en barracones y a orillas de ríos en casitas, casuchas y cuarterías.

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Desarrollo

En los gobiernos del Partido de la  Liberación Dominicana (PLD)  (1996-2000) (2004-2008) (2008-2012), encabezados por el presidente Leonel Fernández, la ciudad logró gran transformación  con la construcción de diversas megaobras, entre ellas la primera línea del Metro, en funcionamiento desde  2008, así como elevados, túneles y pasos a desnivel en las céntricas avenidas de la capital. En la actualidad se  construye  la segunda línea del Metro.

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