JUAN MARÍA RAMÍREZ
j.ramirez@hoy.com.do
La temporada ciclónica que inició el primero de este mes encuentra a los moradores de La Barquita, de Santo Domingo Este, en peores condiciones que como terminaron el anterior período ciclónico, pues luego del paso de las tormentas Noel y Olga ninguna de las promesas hechas por las autoridades se han cumplido, y las más de mil familias que viven en extrema vulnerabilidad regresaron a su hábitat.
La queja de la gente que volvió a vivir debajo del puente, así como en los demás sectores que conforman La Barquita como La Milagrosa, La Lata y La Lechuga, es el mismo: por aquí no ha venido nadie, queremos que nos saquen de este lugar.
Sin alternativas. Aunque saben al peligro a que están expuestas, sobre todo en temporadas como la actual, estas familias siguen en su lugar, ya que no disponen de los recursos para mudarse a un sitio más seguro.
De ahí que reclaman del Gobierno, especialmente del Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) y otras instituciones del Gobierno para que ubiquen los terrenos que prometieron mientras estaban en los refugios y conviertan en realidad su sueño de contar con un techo seguro.
En total son 1,632 las familias y 8,900 las personas en extrema vulnerabilidad en La Barquita Oriental, cuyas casas el río Ozama inundó con el paso de la Olga y Noel, en noviembre y diciembre pasado.
A raíz del paso de las tormentas mencionadas esas personas fueron refugiadas en casas de familia y amigos, otros alojados en escuelas, iglesias y colegios.
De vuelta al rio. Luego de de varios días en los albergues, el Gobierno, a través de la gobernación provincial, optó por ofrecerles 15 mil pesos a los damnificados que ocupan las escuelas.
La presión de los padres y los profesores por los planteles y escuelas hizo que las autoridades optaran por la solución más fácil: ofrecerles tres meses de renta a cada familia para que abandonaran las aulas bajo el compromiso de que serían llevadas a casas seguras construidas en terrenos del Estado en un lugar que nunca apareció.
Juana Sánchez Pérez fue una de las 130 familias de La Barquita que estuvieron refugiadas en el Liceo Ramón Emilio Jiménez, en Los Mina. Abandonó este planteluego de recibir los 15 mil pesos, pero hoy vive nuevamente a orilla del río.
Expresa que el dinero se terminó y la familia fue echada a la calle por los propietarios de la casa, quienes no tuvieron compasión. Por tanto, el camino que tuvieron, fue bajar al río a vivir en una casucha prestada hecha a base de zinc oxidado. Esta casa es prestada porque el río se llevó la nuestra. Aquí vivimos ocho personas, la mayoría niños. Los hombres salen a chiripiar para comer en la noche con lo poco que consiguen, expresó la joven madre con un niño en brazos.
Juana Martínez, otra que estuvo refugiada en el liceo Ramón Emilio Jiménez luego que las aguas del Ozama arrasaron su casa por los efectos de la tormenta Olga, está de nuevo en la orilla del río, ya que el dinero que le dio el Gobierno se acabó y no encontró otro lugar mejor para seguir viviendo.
Yo vivía alquilada en Sabana Perdida, pasaron dos meses sin pagar y los dueños de la casa me tiraron los trastes a la calle, algunos se perdieron y prácticamente volví aquí desnuda, narró mientras lavaba a puños, resignada a la suerte que le ha tocado vivir.
Las frases
1. Juana Sánchez
Nosotros nos vimos obligados a venir a la orilla del río, ya que los 15 mil pesos que nos entregó el Gobierno se terminaron y no encontramos los recursos para seguir pagando alquileres.
2. Eddy Sánchez
Habita en una casa techada de zinc viejo que está a punto a derrumbarse, debido a que por debajo cruza la cañada Puerto Rico, que termina en el Ozama.
3. Marino
Se lamenta porque además del temor que le provocan en los últimos días los apagones, los altos voltajes queman sus enseres.