Reportaje
Entorno de UASD parece un mercado por las fondas

<STRONG>Reportaje<BR></STRONG>Entorno de UASD parece un mercado por las fondas

No hay estadísticas del número de negocios de alimentos y bebidas alcohólicas establecidos en los alrededores de la UASD. Pero son muchos, tantos que en algún momento del día aquello parece una fonda gigantesca.

Cuando anochece, una parte de la legión de vendedores callejeros de los alrededores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) se retira a descansar, para retornar en las primeras horas de la madrugada, con nuevos bríos y más fe, a ocupar espacios en las calles o aceras.

Los   sedientos y habituales clientes de colmadones, cafeterías, tarantines y negocios de expendio de alimentos y bebidas alcohólicas  se despiden cuando se aproxima la hora del cierre, establecida por el gobierno.

Las opciones, a partir de ese momento, son variadas. Hay un amplio mundo para escoger. Los que han tenido suerte con las damas que frecuentan esos lugares se van con su pareja a en busca de ambientes más placenteros.

Algunos jóvenes, más lentos con las mujeres o menos  afortunados en el arte del amor, siguen la juerga en cualquier negocio del área universitaria o del Malecón. Los centros de masajes siempre tienen discretamente las puertas abiertas para la clientela.

Vendedores de alimentos cuyos negocios estacionarios operan en horas diurnas se quedan corridos hasta  las primeras horas de la madrugada. Siempre tienen disponible un menú para clientes pasados de tragos. No hay mucho para escoger. Lo importante es mitigar el hambre a un precio relativamente módico.

“Al que bebe alcohol, le da hambre obligao, y tiene que caer aquí a tirarse un sandwich de pierna de puerco, un chimi, un perro caliente, un mulito de pollo, una friturita jevi, o cualquier cosa que le llene la barriga. Los borrachos cuando tienen hambre no embroman mucho”.

Así razona José “La Chiva” Gutiérrez, vendedor de alimentos y jugos en un área contigua a la UASD.

Por experiencia y lógica, sabe que muchos estudiantes universitarios empinan el codo los días de docencia cuando salen de las aulas, o si tienen horas libres.

 Se ha familiarizado tanto con algunos de ellos que se permite el lujo de abrirle una línea de crédito a clientes confiables. Cuando no hay dinero para gasolina o pasaje, se apela al “fiao” para alimentarse.

Levantamiento. No hay estadísticas del número de negocios de alimentos y bebidas alcohólicas establecidos en los alrededores de la UASD. Algunos están tan cerca, que la música, el humo y el aroma a comida llegan, irresistibles, penetrantes, mortificantes, a las aulas de algunas de las facultades.

El olor a carne asada es una invitación sutil a salir del aula a “picar algo”, especialmente  si el hambre hace estragos.

Un estrecho espacio separa el campus universitario de estos establecimientos y negocios callejeros. La tentación de comer o beberse unos traguitos largos siempre está latente. Los universitarios tienen muchas opciones para escoger.

Se estima que alrededor de 150,000 personas, entre estudiantes, profesores, choferes de vehículos públicos, vendedores y particulares, se movilizan diariamente en el entorno universitario. Es como un hormiguero humano, que entran y salen, van y vienen.

No hay  supervisión, regulación o control    de estos negocios ambulantes   que operan en las calles y aceras próximo a la UASD por parte de la secretaría de Salud Pública. Los clientes que toman jugos de frutas o “agua de tenis” (mabí) no saben a ciencia cierta si el agua que ingieren proviene de una cañada, una laguna, una zanja, de una llave pública o de un tanque o reservorio.

Insalubridad, contaminación.  La manipulación e higiene de los alimentos que se expenden en la vía pública es peligrosa para la salud.

Se corre el riesgo de contraer enfermedades, tales como gastroenteritis infecciosa, estafilocócica, vómitos, diarrea, salmonelosis, fiebre tifoidea, intoxicaciones por setas,  sscombroidosis o intoxicación histamínica, e intoxicación química por contaminantes.

Los que se alimentan con frituras o carnes de res y pollo desconocen si ese alimento es fresco o está descompuesto, cuántos días tiene fuera del refrigerador, dónde lo almacenan los vendedores.

No saben tampoco cuántos días o cuántas veces es utilizado el aceite para freír o cocer esos alimentos.

Historia

Esa comida, por ende, es un riesgo latente para la salud.

La Universidad de Santo Domingo fue creada mediante la Bula In Apostolatus Culmine, expedida el 28 de octubre de 1538, por el Papa Paulo III, la cual elevó a esa categoría el Estudio General que los Dominicos regenteaban desde el 1518, en Santo Domingo, sede virreinal de la colonización y el más viejo establecimiento colonial del Nuevo Mundo.

 La naciente Universidad inició sus enseñanzas organizadas en cuatro Facultades: Medicina, Derecho, Teología y Artes.

En el año 1801, como consecuencia de la ocupación haitiana al país, la Universidad interrumpió su funcionamiento, porque los Dominicos que la regenteaban abandonaron la colonia. Se reabrió en el año 1815, al volver la colonia a la soberanía española, pero a partir de entonces adopta el carácter laico.

 Entre 1815 y  1821 funcionó bajo el rectorado del doctor José Núñez de Cáceres. La Universidad vuelve a cerrar sus puertas en 1822 debido a que gran número de sus estudiantes fueron reclutados para el Servicio Militar por orden del régimen haitiano que gobernaba         .

  El 16 de junio de 1859, el presidente Pedro Santana promulgó una ley que restablecía la antigua Universidad de Santo Domingo. Pero por razones de las contingencias políticas, la citada disposición no se ejecutó y la Universidad no se reabrió.

El 31 de diciembre de 1866, se creó, por decreto el Instituto Profesional, que funcionó en lugar y en sustitución de la antigua Universidad de Santo Domingo.

El día 10 de mayo de 1891, el Instituto Profesional cerró sus puertas, hasta el día 16 de agosto de 1895, que reapareció bajo el rectorado del arzobispo Fernando Arturo de Meriño.

El 16 de noviembre de 1914, el presidente de la República, doctor Ramón Báez, quien era también rector del Instituto Profesional, transforma por decreto al Instituto Profesional, en Universidad de Santo Domingo.

 De 1916 hasta  1924, la Universidad tuvo que interrumpir su funcionamiento como consecuencia de la intervención de Estados Unidos.

 Durante los 31 años la tiranía del dictador Rafael Leónidas Trujillo, la Universidad de Santo Domingo, como las demás instituciones del país, se vio privada de las libertades más elementales para el cumplimiento de su alta misión.

 La Ley No.5778, del 31 de diciembre de 1961, dotó a la Universidad  de autonomía.

El 17 de febrero de 1962, se eligen las primeras autoridades bajo el régimen de la autonomía.

 La Ley 5778 sobre la autonomía consagraba también el fuero para el recinto universitario, pero éste fue suprimido por el gobierno de facto del Triunvirato, mediante la Ley NO. 292, del 12 de junio de 1964.

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