REPORTAJE
Español en la red

<STRONG>REPORTAJE<BR></STRONG>Español en la red

Al contrario de los políticos y los periodistas a quien el español Alex Grijelmo (conferencia Funglode viernes 4 de junio, 2010) responsabilizó de utilizar el lenguaje para esconder la realidad o de usar palabras grandes para decir cosas pequeñas, los usuarios de las redes sociales reducen las expresiones al mínimo aún para decir grandes cosas.

Esto viene dado por dos circunstancias, la primera que los caracteres de las redes son limitados en número -solo 140 en Twitter- y que la mayoría de los que escriben, lo hacen muy rápido. Basta decir que de los 300  millones de usuarios que tienen las redes sociales (Facebook, Delicius, youtube), el 37 por ciento actualiza su estado desde el móvil -a veces mientras maneja o en un diálogo-.

Que cada día se envían 55 millones de tweets y que 640 de estos se hacen a la vez en un solo segundo. Dadas estas circunstancias, ¿tienen los tuiteros y feibuceros tiempo de reparar en las reglas gramaticales de su lengua? Evidentemente, no, aunque algunos se tomen la molestia de intentarlo.

Comunicadores  y artistas son  los principales usuarios de las redes sociales, con fines de trabajo y la mayoría común las usan como desahogo.

En el presente, la mayor interconexión humana es tecnológica y  se establece a través de estas redes. Por eso no es raro leer una expresión como esta: “ando por aki a esta soras” o “Te gua llama ahora loko” o el uso intercalado de palabras en las que la q de queso como la gramática manda es sustituida sin miramientos por la k de kilómetro (ej. ke, kedo, killen).

También: dormío, por dormido; gueno, por bueno; gue por buen; acotá, por acostada, conio, para no escribir coño y eta, por esta; entre otros muchos ejemplos.

A esto hay que agregarle el nacimiento de muchas expresiones uniformes que todos pueden descifrar y que demarcan una determinada situación de actualidad y que siempre vienen precedida del signo de número #confieso, #oyendoahora, #jartura, #lafinka, #sondeguerra, #feriadellibro o #quemujertanchula y así para localizar rápidamente opiniones o informaciones en torno a lo mismo.

Conscientes de que este fenómeno que es común a todos los idiomas (me doy cuenta por los mensajes de mi hijo y su novia en feibú) le preguntamos al autor del libro de estilo del periódico El País y de otros libros como La seducción de las palabras sobre el daño que esto puede generar en el futuro de la lengua, en especial del español.

Sobre todo porque Alex Grijelmo nos pedía preocuparnos por el presente ahora  del idioma y no por el futuro.

A pesar de todas las advertencias lanzadas durante su alocución, brillante y divertida, sobre los peligros que amenazan nuestra lengua, Grijelmo prefirió ponerse al lado de la modernidad tecnológica y no asumió como un peligro este sub-lenguaje.

Dos motivos pudieran llevar a que nos preocupáramos por la situación que describimos: uno que los jóvenes sacaran del espacio de la ciber-red esta modalidad de lenguaje y otra que estos fueran capaces de llevar este lenguaje que refleja más el oral que el escrito a la escritura fuera del muro.

“Al final el problema del lenguaje en las redes está en la educación. Si los jóvenes tienen la formación, utilizarán estos recursos de las redes sociales como una modalidad que terminará cuando salga de la misma”, sostuvo Grijelmo.

Mientras los puristas  intentamos dar la batalla en favor del buen decir, caemos en la tentación de usar Toy, güeno, klk, vamo a juntano, sudao, jarto, prendío y otras palabras no académicas. El 28 de junio viene el co-creador de Twitter, un jovencito llamado Dom Segolla, a quién le vamos a preguntar si la fragmentación del idioma venía en el paquete. #queseto.  

Freddy Beras Goico

Humor en pocas palabras en Twitter

Histórico -Dona Agripina, esta Neron..? -No, el salió a comprar un galón de gasolina y unos fósforos.-

Bíblico: -Buenas tardes Sra., esta Judas?- -No, el salió para una cena y creo que después iba a cobrar un dinero.-

Moderno; Niño de 6 anos a la hermanita: -Hoy me enseñaron como se hacen los niños- Ella, de cinco:- A mi me enseñaron como no se hacen.-

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