Reportaje
Familias de Sabana Perdida viven drama a orillas del río

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JUAN M. RAMIREZ
j.ramirez@hoy.com.do
En Sabana Perdida,  municipio Santo Domingo Norte, dos mil familias viven en extremo estado de vulnerabilidad, agravado a partir del paso de las tormentas Olga y Noel a finales del año pasado, debido a que muchos perdieron sus techos y quedaron a la intemperie.

Estas familias ubicadas en La Barquita Norte, Los Coordinadores, Las Cucarachas, Villa Blanca, Villa Esperanza, El Milloncito y La Islita, no han tocado de las donaciones de algunos países  y ayudas prometidas por las autoridades.

Solamente en La Barquita, 500 familias continúan viviendo prácticamente debajo del puente que comunica a Sabana Perdida con Los Mina, a pesar de que sus viviendas quedaron arropadas por el río Ozama.

Alrededor de mil familias en Villa Blanca, Villa Esperanza, El Milloncito y La Islita, nunca han tenido el auxilio de las autoridades municipales y nacionales, a pesar de que sus casas son rodeadas de aguas en temporadas ciclónicas como la actual.

Sus propietarios, que salieron huyendo a refugiarse en casas de familiares y amigos, y otros que fueron obligados por los organismos de socorro a guarecerse en escuelas, iglesias y centros comunales, a los pocos días volvieron a la zona, donde permanecen sin ninguna información.

En Los Coordinadores y Las Cucarachas, decenas de familias que perdieron sus techos no han podido restablecerlas, por falta de recursos.

Algunos siguen viviendo arrimados donde familiares, mientras otros han parado cuatro palos techados con viejas planchas de zinc  para cubrirse del sol y la lluvia en el día, mientras buscan otros refugios para pasar la noche.

Sin prevención.  El sacerdote Ramón Suero, coordinador de las parroquias en Sabana Perdida, expresa que ahora la situación  es peor que antes de Olga y Noel, ya que estos fenómenos agudizaron el estado de marginalidad de los habitantes en las zonas vulnerables.

A pesar de que la temporada ciclónica comenzó el día primero de este mes y  de que la comunidad es una de las más vulnerables de Santo Domingo, no se ha tomado ninguna medida preventiva.

El padre Suero advierte sobre el peligro que significa la falta de información a las familias que habitan en lugares de alta peligrosidad, ya que ante cualquier aguacero decenas de casas son inundadas, porque están muy cerca del río, algunas apenas separadas por empalizadas de hojalata o simplemente por las yerbas y las lilas que abundan en el área.

Todavía los sacerdotes de la localidad, a donde acude la gente en busca de auxilio, no saben dónde están ubicados los refugios para llevar a las personas en caso que se presente una tormenta, huracán, vaguada o cualquier otro fenómeno propio de la temporada.

Para evitar que las escuelas sean ocupadas por damnificados en  eventuales evacuaciones, Suero, párroco de la iglesia Nuestra Señora de América Latina, sugiere que sean utilizados dos estadios de béisbol que hay en la zona (el Play de los Hermanos Alou y otro ubicado en el sector Los Palmares), así como clubes y otros locales comunales.

 “Las escuelas que tenemos no son lugares de refugio, porque entonces se paraliza la docencia y los niños no pueden perder clases. La educación es la base para salir de la pobreza”, precisa el sacerdote.

La cooperación.  Carmen Celeste Encarnación, sentada en frente de su casa, debajo del puente de La Barquita, recordó que en diciembre pasado el gobierno de Taiwán anunció una donación de 300 mil dólares para los damnificados, pero que  siete meses después no han visto ninguna acción con esos recursos.

Para ella ese dinero que anunció el canciller de Taiwán, James C. F. Huang, junto al síndico del municipio Santo Domingo Norte, fue utilizado en la campaña electoral pasada, pues según afirma, no se justifica que a estas alturas no se auxiliara a nadie de la zona.

Manuel Báez, quien lleva 20 años en La Barquita Norte, cada año para la época se repite la misma historia. Cuando llegan los huracanes tienen que salir huyendo con los hijos arrastro y algunos colchones para evitar ser arrastrados por las corrientes del río.

Santa Matos  narra que varias veces han tenido que subir hasta las columnas del puente para poder sobrevivir, lo que al parecer tendría que repetir si se produce alguna crecida repentina  del río.

Los lamentos, decepciones y desesperanzas se repiten en Los Coordinadores y Las Cucarachas, donde el olvido  es peor, ya que a ellos no llegan ni siquiera las raciones alimentarias en caso de emergencia.

Milagros Alcántara no se repone todavía de los daños ocasionados por la tormenta Olga.  Perdió su casa y no ha encontrado  ayuda para  levantarla.

Esmeralda Brito expresó que a esa zona no llegaron las ayudas, pero tampoco las casas que anunciaron las autoridades.

Las claves

 Asando batatas

Como ninguna autoridad ha enterado a los habitantes de la orilla del río sobre la temporada, cualquier evento los   sorprenderá.

 Margarita Martínez

Todavía duerme en el suelo junto a sus hijos porque la tormenta Olga le llevó todos sus ajuares en Los Coordinadores.

 Santa Matos

Ha tenido que subirse con sus cuatro hijos en las columnas del puente para salvar a sus vástagos. Reclama auxilio del Gobierno.

 Carmen Celeste

Las ayudas que llegaron para mitigar a los damnificados no se recibieron.

Antecedentes

Ayudas no llegaron

14 de diciembre

El canciller de Taiwán, James C.F. Huang, se presentó a La Barquita Norte, junto al síndico de Santo Domingo Norte, donde anunció una donación de 222 mil dólares para ayudar a los damnificados.

La entrega

23 de diciembre

El embajador de Taiwán, Eduardo Chen, entregó 300 mil dólares para  ayuda a los moradores de La Barquita. En esa misma fecha las autoridades reiteraron que las familias que habitan las zonas más vulnerables serían llevadas a lugares seguros, para lo cual se estaban buscando los terrenos.

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