Su trágica muerte pasó casi desapercibida. Pocos se enteraron que la activa promotora de los derechos de los campesinos que pasó su vida dedicada a la defensa de los pobres, al estudio, el desarrollo espiritual, sucumbió sepultada por el peso de toneladas de cajas llenas de artículos que recibirían en Navidad personas de sectores humildes.
No tuvieron noticia de tan lúgubre y repentina partida los sacerdotes jesuitas con quienes recorrió por años las zonas rurales enseñando formas más humanas de sobrevivencia, modelos económicos de nutrición, abriendo centros de salud, alfabetizando.
No se enteraron pacientes desahuciados a los que salvó la vida y tal vez no lo supieron colegas sociólogos, escritores, arquitectos, pintores, publicistas, mercadólogos con quienes compartió universidades y experiencias.
Josefina Castillo Mubarak falleció el uno de diciembre de 2009 cuando se precipitó al suelo una mesanina sobre la que colocaron, pese a las advertencias de que no soportaría el peso, una enorme cantidad de empaques.
Ni ella ni su hermana Cecilia, que la ayudaba en las tareas de supervisión, se percataron de que no se tomaron en cuenta sus órdenes. Las cajas las pusieron del lado contrario a donde ellas se encontraban.
Cecilia, catedrática universitaria a la que caracteriza la misma sensibilidad social, apenas puede hablar de ese doloroso instante. Fue en el momento en que los empacadores salieron a cenar y ellas dos se quedaron organizando e inspeccionando.
Fifa, como le llamaban muchos, se colocó justo en un lugar donde su hermana había estado minutos antes. Me senté a tomar un respiro. Estaba en diagonal a ella, vi que la mesanina se derrumbaba y grité: ¡Fifa! ¿Cómo me iba oír? Fue cuestión de segundos.
Yo quedé como loca, histérica, y ella bajo una cantidad de cajas, tantas, que cabían en tres camiones.
Ante la voz de alarma de Cecilia comenzaron a quitar las cajas y media hora después la encontraron. Yo me acerqué al cuerpo, la sentí fría. Ya estaba muerta, manifiesta la inconsolable hermana. Luego de dos horas llegaron médicos de los bomberos y el legista.
Josefina era secretaria general de la Asociación para la Integración de Empresas e Industrias en Desarrollo, ASIDE, y durante más de diez años fue secretaria ejecutiva de la Confederación Dominicana de la Pequeña, Mediana y Micro Empresa, CODOPYME, de la que era miembro. A este último organismo le asignó el Plan Social de la Presidencia las funciones en que falleció la reconocida profesional.
La desgracia ha sumido en profundo dolor a los demás hermanos: Mirtha, Violeta, Víctor Manuel, y a su madre doña Violeta que recibió el impacto convaleciente de una delicada intervención quirúrgica que la obliga a sostenerse en un bastón.
¿Tú te imaginas que hubieran sucumbido las dos?, pregunta cuando Cecilia refiere que había estado antes en el punto donde Josefina pereció. Tanto como el sufrimiento por la inesperada muerte, la dama lamenta la indiferencia, ante el infortunio, de los organismos responsables. Uno hizo un pequeño aporte para los gastos del mortuorio y se acabó, cuando en todos los países del mundo un caso de esa naturaleza tiene una indemnización, exclama. Otro comunicó a la familia que nada tiene que ver con el suceso.
Perfil. Josefina nació el 4 de abril de 1950. Su padre era José Manuel Castillo, comerciante, fallecido en 1973. Son personas distinguidas y apreciadas en San Francisco de Macorís donde Fifa se distinguió desde pequeña por su inclinación a las bellas artes y preocupación por los desvalidos.
Estudió arquitectura en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, sociología en la Autónoma de Santo Domingo y mercadeo y publicidad en Apec. Su sello de diseñadora y arquitecta restauradora quedó en edificaciones históricas y viviendas privadas. El de la pintora y dibujante permanecerá impreso en los libros que ilustró.
Ganó fama, además, por la inmensa variedad de ángeles que pintó para algunas iglesias y por los productos integrales de su fábrica, entre ellos las desaparecidas galletas de avena Heaven cookies.
En sus años de universitaria practicaba yoga y al momento de su deceso se dedicaba a profundizar en las enseñanzas de los grandes maestros espirituales que ha tenido la humanidad. Las hizo suyas y vivió acorde con ellas, manifiesta su madre.
En Argentina estudió medicina natural, que ejercía al igual que la iridiología. Durante más de 20 años trabajó como dibujante y diseñadora de una reconocida patentizadora de medicamentos en la que dejó creado un departamento para esos fines. Estuvo entre los ideólogos y redactores de las leyes que rigen a las medianas y pequeñas empresas, Pymes.
El día y mes en que murió Josefina son los mismos en que había nacido su padre.
Entre los pocos pacientes que se enteraron de su fatídico final, estuvo una joven que derramó lágrimas frente al féretro y depositó una flor con una inscripción: Gracias por haberme salvado la vida.