A la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina el 31 de mayo de 1961, los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía, que procedían bajo la voluntad ciega de un hombre, devengaban un salario con el cual podían vivir en forma decente y los oficiales no hacían ostentación de riquezas como ocurre en la actualidad.
En cambio, actualmente los policías y guardias reciben un sueldo de miseria, por lo que muchos tienen que dedicarse al pluriempleo o son tentados a percibir prebendas de delincuentes o el narcotráfico. Quien dirigía la Policía en 1961 era un coronel.
Los militares y policías no recibían el especialismo, salvo algunos casos para estudiar en la única universidad de ese entonces, como ocurre ahora, y estaba prohibido que los policías hicieran trabajos fuera de las labores de prevención, por lo cual algunos fueron expulsados.
El rango de general se ha relajado en las instituciones castrenses y policiales, debido a la incidencia de la política. Muchos son generales inorgánicos. Su retiro, algunos a destiempo, representa una carga onerosa para el Estado.
Tanto las Fuerzas Armadas como la Policía han ido creciendo desde la caída de Trujillo a la actualidad. La Policía tiene 31,515 miembros y 34 generales, mientras las Fuerzas Armadas aglutinan más de 60,000 miembros y 200 generales.
Al final de la dictadura ocurrieron cancelaciones de guardias y policías por malas conductas, así como degradaciones de oficiales, una práctica loable que se descontinuó con la democracia.
Los cuerpos castrenses fueron usados por Trujillo para la persecución y eliminación de sus enemigos y aterrorizar a la sociedad, según señala Juan José Ayuso en su libro Todo por Trujillo (Fuerzas Armadas y militares: un proceso político desde 1930).
Trujillo permitió que sus generales y coroneles de confianza se convirtieran en hacendados, pero nunca toleró que ningún general permaneciera largo tiempo en un puesto de mando que pudiera darle oportunidad de forjarse una base de poder independiente.
En 1933, el Ejército tenía 2,331 miembros, entre los cuales había un general, un coronel y cinco cinco tenientes coroneles.
De 1950 a 1960 se produjo un gigantismo militarista, lo que se tradujo en un crecimiento del gasto militar, aumento considerable de los efectivos y la creación de un cuerpo de mercenarios, plantea el general (r) José Miguel Soto Jiménez en su obra Las Fuerzas Militares en la República Dominicana.
Misión difícil. En el gobierno de facto del Triunvirato (1963-1965), a la Policía le correspondió la tarea de la represión y el control de la población. Muchos miembros del Ejército, la Aviación y la Marina pasaron a la Policía, quienes vieron en la uniformada una vía para ascensos rápidos y ventajas personales.
Con Balaguer comenzó el proceso de politización partidaria y corrupción en las Fuerzas Armadas, tras la muerte de Trujillo. En 1978, las Fuerzas Armadas intentaron dar un golpe de Estado para desconocer la voluntad popular expresada a favor de Antonio Guzmán.
En 1966, Balaguer encontró siete generales en las Fuerzas Armadas y lo llegó a 56 en 1978. En ese año, las Fuerzas Armadas tenían 30 mil efectivos.
De 1966 a 1974, Balaguer politizó a la Policía mediante la designación de militares activistas políticos, como los generales Enrique Pérez y Pérez y Neit Rafael Nivar Seijas.
Nace uniformada. La Policía fue fundada el 2 de marzo de 1936 como una dependencia de la Secretaría de Interior y Policía, Guerra y Marina. Luego pasaría a ser parte de las Fuerzas Armadas.
En el 1945, la Policía tenía 1,200 hombres. El jefe de la Policía ganaba RD$300, mientras los tenientes coroneles RD$225, mayores RD$200, capitanes RD$150, tenientes primeros RD$100, tenientes segundos RD$80, sargentos mayores RD$55, sargentos a y c RD$45, sargentos RD$40, cabos RD$35 y rasos RD$30.
En el 1949 hubo aumento: el jefe, RD$475, tenientes coroneles RD$300, los mayores RD$225, los capitanes RD$180, tenientes primeros RD$115, los tenientes segundos RD$100, los sargentos mayores RD$65, los sargentos a y c RD$55, los sargentos RD$40, los cabos RD$45 y los rasos RD$40.
En 1953, dirigida por el coronel Virgilio García Trujillo, redujo los grados de varios oficiales y alistados, uno de los cuales por no informar las irregularidades que se cometían en Santiago. En esa ocasión se cancelaron diez oficiales por estar fuera de servicio policial, dedicarse al comercio o actividades no permitidas.
El 19 de enero de 1954 fue cancelado un primer teniente por negligente y descuidado en el desempeño de sus funciones cuando fungía como encargado oficial del día en el Palacio de la Policía. En ese año fueron cancelados tres capitanes y tres tenientes por cometer irregularidades.
En 1955, Miguel Félix Rodríguez Reyes canceló a dos tenientes coroneles, un mayor y un capitán, el primero por ausentarse sin permiso y los otros tres por patrocinar juegos de bolitas.
Durante la gestión de Homero Lajara Burgos se canceló a un segundo teniente, porque maltrataba y ultrajaba de palabras a sus subalternos.
El jefe policial Federico Fiallo degradó en 1956 a dos oficiales superiores por negligentes en el ejercicio de sus funciones.
En el 1959, el sargento mayor ganaba RD$80, sargentos a y c RD$75, sargentos RD$70, cabos RD$65 y rasos RD$60.
El 9 de junio del 1958 fue nombrado el primer jefe policial salido de las entrañas de la Policía Nacional: el coronel Ramón A. Soto Echavarría.
En 22 de noviembre de 1961, el Poder Ejecutivo dispuso que la Policía volviera a ser dependencia de la Secretaría de Estado de Interior y Cultos, hoy Ministerio de Interior y Policía.
Las fuerzas policiales en el período entre 1956 y 1961 ascendieron de 2,219 hombres a 2,716.
Muchos generales. Mientras, las Fuerzas Armadas fueron el sostén de la sangrienta tiranía porque Trujillo desconfiaba de la Policía.
En el 1961 había 24 generales, de los cuales doce llevaban el apellido de Trujillo, entre ellos Ramfis Trujillo y Héctor Bienvenido (Negro) Trujillo.
El número de generales estaba limitado a lo que se denomina en la jerga militar la fuerza autorizada, por lo cual el ingreso estaba conforme a la tabla orgánica.
De acuerdo con el general retirado Ramiro Matos González, Trujillo prefirió que quienes ingresaron a las Fuerzas Armadas fuesen personas honradas y de trabajo. En 1951, un segundo teniente del Ejército devengaba RD$150.
Durante los decenios 60, 70, 80 y 90, la corrupción convirtió en colonos de caña a docenas de generales y coroneles de las Fuerzas Armadas.
Actualmente, las Fuerzas Armadas y Policía son más grandes e ineficientes que cuando Trujillo, mientras ha crecido la delincuencia y la criminalidad en la geografía nacional.
Corrompió FF.AA.
1. En el período de los Doce Años (1966-1978) Joaquín Balaguer corrompió a los militares, nombró a civiles como oficiales superiores y hasta generales, convirtiendo en cuatro políticos a sus más encumbrados militares, creando mucho malestar.
2. Los vínculos de militares y policías en los casos de los capos José David Figueroa Agosto y Quirino Ernesto Paulino Castillo y la vinculación de marinos en el caso Paya, en el que fueron ejecutados siete colombianos, demostraron que el narcotráfico ha penetrado a las Fuerzas Armadas y la Policía.
3. Tras la muerte de Trujillo, el pueblo desató una cacería contra los miembros de las Fuerzas Armadas, debido a los abusos cometidos durante la tiranía. No ocurrió lo mismo con la Policía.
4. Durante los gobiernos del PRD (1978-1986) no se crearon figuras militares con propósitos políticos de amedrentar a la población.
Antecedentes
La Policía
2 de marzo de 1936
La fuerza del orden fue fundada como una dependencia de la Secretaría de Interior y Policía, Guerra y Marina. Trujillo nunca confió en la Policía.
Desde Independencia
Desde la conformación del país se contempló la creación y organización de las milicias. La Constitución de 1844 dividía las Fuerzas Armadas en Ejército de Tierra, Armada Naval y Guardia Cívica. Luego sufrió cambios.
Demasiado generales
1876
El Ejército tenía 75 generales de división, 386 generales de brigada, 500 coroneles, 476 tenientes, 319 capitanes, 583 tenientes y 900 subtenientes.