Reportaje
Google, internet  y la evolución humana

Reportaje<BR>Google, internet  y la evolución humana

Es indudable que internet ha incidido en la globalización, ha facilitado el acceso a la información y ha revolucionado la forma de trabajar y de hacer negocios.

Algunos expertos consideran que el impacto de la red en la humanidad es comparable al descubrimiento del fuego en la prehistoria o a la revolución industrial. ¿Pero su repercusión es tan grande como para desencadenar un nuevo paso en la evolución de la especie?

El «Pew Research Center» está empeñado en predecir el futuro de internet e investigar si la red está afectando a la inteligencia humana. Para arrojar algo de luz a la cuestión ha pedido a casi 900 eminencias y usuarios cualificados de internet que pronostiquen el escenario de red en 2020.

¿Es previsible el futuro de la tecnología?

¿Aumentará internet nuestra inteligencia?

¿Seguirán los internautas amparados en el anonimato?

Éstas son algunas de las preguntas que el «Pew Research Center» planteó a los expertos, con dos posibles respuestas contrapuestas.

Los encuestados, reclutados a través de correo electrónico, Facebook y Twitter, pertenecen a distintos ámbitos: universidades, gobiernos, empresas privadas, medios de comunicación o consultorías independientes.

Frente a la opinión del tecnólogo Nicholas Carr, quien sostiene que Google, paradigma de internet, nos hace estúpidos, el 76 por ciento de los encuestados piensa que la red habrá potenciado la inteligencia humana en el año 2020 gracias, entre otras cosas, a que el acceso a una mayor información permite adoptar mejores decisiones.

Un cerebro más complejo y abstracto.  El 65 por ciento considera que internet contribuirá a la mejoría de la capacidad lectora y escritora y a una mejor gestión del conocimiento

Ismael Peña-López, doctor en Sociedad de la Información y profesor de la Universidad Oberta de Cataluña, está convencido de que la red propicia la evolución de la especie porque hace que las personas abandonen ciertas actividades mentales menores y se emplee en otras de «mayor complejidad y abstracción».

«Es un salto espectacular en la medida en que libera a nuestro cerebro de las tareas más rutinarias y de menor valor añadido y nos deja ocuparlo en otras que tienen más impacto.  Las rutinas que nos llevarían días u horas las hacemos en segundos en el ordenador y dejamos al cerebro que haga los trabajos más complejos que suelen ser los de encontrar patrones de comportamiento y unificar ideas que parecían aisladas», indica Peña-López.

El experto también cree que internet potencia una mayor formación y un mejor conocimiento gracias al acceso a la información, que hace al ciudadano «más amo» de su persona y contribuye a que tenga mayor conciencia pública.

Sin embargo, a pesar de que los internautas optimistas son mayoría, no hay que desestimar al 21 por ciento de la muestra que respalda la hipótesis de Carr: un uso excesivo de internet podría llegar a disminuir el coeficiente intelectual de las personas.

El reputado tecnólogo sostiene que la red modifica la dirección de la inteligencia, que deja a un lado su faceta meditativa o contemplativa en pos de una más utilitaria.

«Nuestra dependencia de internet está cambiando el énfasis del pensamiento. Nos estamos volviendo más expertos en escanear rápidamente y en leer por encima muchas piezas pequeñas de información, pero estamos perdiendo nuestra profundidad de pensamiento y la lectura intensiva, lo que requiere concentración y ausencia de distracción. Nos estamos haciendo más superficiales», indica en una entrevista con Efe.

Menor conttracción. Para Carr, la facilidad de las búsquedas online, la ingente cantidad de información disponible y las distracciones que surgen durante la navegación de las páginas web limita la capacidad de concentración.

El experto está de acuerdo en que la red «altera» la forma de trabajar del cerebro, pero para mal. Además, advierte de que las nuevas tecnologías están tan intrincadas en la vida social y laboral que la mayoría de las personas no pueden vivir sin desconectar.

Jeska Dzwigalski, de Linden Lab, empresa creadora del mundo de realidad virtual «Second life», asegura que un acceso instantáneo a la respuesta a cualquier pregunta no implica que ésta se entienda, por lo que seguirá siendo necesario que las instituciones educativas incidan en el pensamiento crítico.

Entre los defensores y los críticos de internet hay un grupo escéptico que se aleja del blanco y negro y muestra discrepancias y coincidencias con ambas corrientes. Entre ellos, Marcel Bullinga, de futurecheck.com, quien considera que las nuevas tecnologías proporcionarán máquinas inteligentes en las que el ser humano delegará la realización de ciertas tareas, lo que provocará la pérdida de algunas aptitudes (como saber leer un mapa para conducir), pero a su vez contribuirá a elegir mejor entre múltiples posibilidades.

¿Seremos pues en 2020 más listos o más tontos gracias Google e internet?

De momento, sólo existen futuribles y será la ciencia la que demuestre la hipótesis ganadora.

El futuro para  el año 2020.  Una cosa no cambiará de aquí a entonces y es que el ser humano continuará quedándose boquiabierto con los avances tecnológicos. El 80 por ciento de los expertos cree que la innovación en dispositivos electrónicos y aplicaciones será imprevisible y seguirá tomándonos por sorpresa.

¿Y qué pasará con el anonimato en la red?

No existe acuerdo en torno a esta cuestión.

Un 55 por ciento de los expertos afirma que la actividad digital anónima seguirá siendo posible, mientras que un 41 por ciento pronostica que navegar, comunicarse u opinar en diversos foros sólo podrá hacerse previa identificación personal mediante procedimientos como el reconocimiento de las huellas dactilares o escáneres de ADN o de retina.

Los expertos temen que el control de la red no sólo se limite a la identidad personal, sino que haya enfrentamientos y falta de acuerdo en torno a la gestión de internet, hasta ahora un medio neutral. 

Las claves

1.  Evolución de la especie

La red propicia la evolución de la especie porque permite abandonar ciertas actividades mentales menores y que el cerebro se emplee en otras de mayor complejidad.

2.  Fácil acceso

Un acceso instantáneo a la respuesta a cualquier pregunta no implica su comprensión, por lo que educar en el pensamiento crítico seguirá siendo indispensable.

3. Nicholas Carr

Dice  que un uso excesivo de internet podría  disminuir el coeficiente intelectual de las personas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas