El pastel fermentó con buena levadura. Creció bastante y alcanzaba para todos, pero al momento de la repartición pocos quedaron saciados. De RD$236,730.1 millones en 2003, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó en 2008 a RD$331,126.8 millones.
E l pastel fermentó con buena levadura. Creció bastante y alcanzaba para todos, pero al momento de la repartición pocos quedaron saciados. De RD$236,730.1 millones en 2003, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó en 2008 a RD$331,126.8 millones, valor de la producción nacional cosechada con el esfuerzo de más de cuatro millones de hombres y mujeres, entre ellos 2.2 millones de trabajadores asalariados, de los que indefectiblemente, en las buenas y en las malas de la economía, a una mayoría apenas se les retribuye con la mitad o menos del valor promedio de la canasta básica de bienes y servicios.
Los frutos fueron óptimos en 2005, 2006 y 2007 pero no bien compartidos. La economía creció al 9.3, 10.7 y 8.5% anual, respectivamente, mientras en 2008 mantuvo un ritmo inferior, aunque todavía apreciable, de 5.3%.
En esos años de expansión se generaron abundantes riquezas, suficientes para llevar el pan a los 2,477,294 hogares dominicanos. Mas, las distribuyeron con gran inequidad, unos con mesa opípara otros con los platos vacíos.
Pobreza en la abundancia
En esos años prósperos de 2005 y 2006 los trabajadores se quedaron con las manos extendidas, sin un aumento en el salario mínimo. Mantuvieron los RD$6,400 mensuales fijados en octubre de 2004.
No sólo los excluyeron del banquete, ni siquiera compensaron la inflación. Tuvieron que aguardar al 2007 cuando ya el valor real de su retribución equivalía casi a la de un decenio atrás. Sólo entonces lo elevaron a RD$7,360 mensuales. Un incremento de RD$960 al mes, o sea, RD$32 diario.
Sumados a los RD$37 por día de la reciente alza de RD$1,105 mensuales que llevó el sueldo a RD$8,465, el aumento durante los cuatro años y siete meses transcurridos desde octubre de 2004 a junio de 2009 totalizó RD$69 por día.
Fraccionado en esos 4.7 años, la compensación de RD$15 diarios por cada año ni siquiera llega a la categoría de propina o de limosna.
Y son privilegiados. En la escala de salario mínimo son los mejor retribuidos.
La historia se repite
Como en 1996-1999, con un crecimiento económico de 7.2% promedio anual, los indicadores que desde 2005 pregonaban la bonanza no se tradujeron en bienestar general. Persistió la incongruencia entre las estadísticas que miden la macroeconomía y las cifras en rojo de la economía familiar.
Pese a que de 2004 a 2007 la productividad laboral creció 19%, la remuneración a los asalariados sólo subió 13%, según un estudio de la secretaría de Trabajo. Nueva vez las ganancias tomaron los carriles de siempre. Inflaron la banca y las comunicaciones, el sector de la construcción y el turismo, beneficiaron a exportadores, importadores y comerciantes, enriquecieron políticos que engulleron gran porción del pastel, una vez más sin el sudor de su frente, cada vez más por medios ilícitos.
Oculta inequidad
En la cosecha de 2007, con un crecimiento que elevó el PIB a RD$314,592.9 millones, participaron 2,154,769 asalariados del sector formal, diseminados en fábricas y talleres, en el comercio, la banca y otras áreas, en conjunto retribuidos con RD$20,006.9 millones.
Un promedio por trabajador de RD$8,648 mensuales, que encubre las desigualdades.
En la escala retributiva de menos ingresos se sitúan los obreros y otros operarios de baja calificación, cuyo exiguo jornal los mantiene enclavados en la pobreza. Una condición más grave aún para quienes ganan un salario mínimo mensual de RD$5,820 y RD$5,158, y los guardianes privados, con RD$7,142 por diez o más horas de trabajo. No sólo es una fuerza laboral con bajo índice de escolaridad, sino también nutricionalmente descalificada.
Apenas ganan para malcomer, pero las estadísticas los excluyen de la población pobre, incrementada entre 2007 y 2008 de 35.8 a 36.5%, según cálculos de la secretaría de Economía y Planificación, que a octubre de 2008 cifró la línea de pobreza en RD$3,496.4 mensuales per cápita, y la de indigencia en RD$1,703.8.
Entre los 2.2 millones de asalariados están los técnicos y profesionales, los trabajadores más calificados, con salarios superiores al mínimo pero en alta proporción por debajo de la canasta básica, sin compensar totalmente la inflación acumulada que sólo en 2002-2004 se remontó a 81.91%, dejando en ruinas el patrimonio familiar. Pesada carga para hogares que en esos años de inflación y desempleo, introdujeron cambios en su patrón de consumo.
Desde 2008, la economía dominicana se mantiene deprimida, al ser embestida por la crisis internacional, marcando el primer semestre con presiones inflacionarias derivadas del alza histórica del petróleo, alimentos y materias primas.
Varita mágica
El posterior descenso en la cotización del crudo y medidas restrictivas para contraer la demanda interna redujeron la inflación, que tras alcanzar 10.76% en los primeros nueve meses, cerró con una media anual de 4.52%. Sorprendente el logro de las autoridades, que parecen tener una varita mágica para bajar esos indicadores, la cual debería llevarse a los supermercados, donde los precios se resisten a bajar.
Para 2009 el pastel podría contraerse o crecer muy poco. Los pronósticos prevén la prolongación de una crisis que agrede sobre todo a los trabajadores con salarios estáticos o aumentos insignificantes.
En enero-junio de este año la inflación decreció a 3.19%, pero esos puntos se suman a las alzas acumuladas que se reflejan en los precios de los productos básicos.
Mientras, los asalariados con sueldo mínimo deberán hacer malabares con su compensación de RD$15 diarios, con lo que en 2004 compraban cinco panes y en 2009 tres. Sólo panes, panes vacíos. Pues antes como ahora, el jornal no alcanza para los peces del reparto bíblico, en el que todos comieron y quedaron saciados.
Un mercado laboral deprimido
La desaceleración de la economía, con un mayor impacto en la industria de la construcción, zonas francas y turismo, mantiene deprimido el mercado laboral. Miles de trabajadores han quedado cesantes. El desempleo vuelve a sentirse con fuerza, se cifra en 15% y se estima que seguirá incrementándose y que un número creciente de trabajadores pasará del sector formal de la economía al informal.
Desde antes de la crisis la situación del empleo era precaria. El aumento de la tasa de desocupación no sólo se registró con la recesión en 2003 y 2004, sino también en el trienio 2000-2002, cuando la producción agregada aún estaba en expansión. Además, de acuerdo con un estudio realizado por la secretaría de Trabajo, a través de su Observatorio del Mercado Laboral Dominicano, paralelamente se produjo un descenso significativo en las tasas de remuneración laboral, con una tendencia decreciente de 2000 a 2004. En este año se desplomó drásticamente, al reducirse en más de 20%.
Si bien con el alza salarial de 2004 y la contención de la inflación la remuneración promedio real de los trabajadores se recuperó levemente en 2005, desde entonces no muestra mejorías apreciables.
Sus patronos no les retribuyen con un salario justo, pero tampoco el Gobierno aumenta el gasto social. La expansión del gasto público en los últimos años se traduce en el envilecedor clientelismo que fomenta el parasitismo en vez de convertirse en empleo productivo.