Reportaje
La violencia como política oficial

<STRONG>Reportaje<BR></STRONG>La violencia como política oficial

HAMLET HERMANN
El coronel ® Brian J. Bosch, autor del libro “Balaguer y los Militares Dominicanos”, fue Asesor Militar del MAAG en República Dominicana entre 1970 y 1974. Su obra describe cómo para frenar la escalada de violencia, el general Enrique Pérez y Pérez, con aprobación del presidente Balaguer creó, en 1968, un equipo de desplazamiento rápido.

Su misión específica sería eliminar individualmente a los que consideraban “líderes terroristas”. La cantidad de personal en esta escuadra ligera estaría habitualmente compuesta por 12 personas que serían paracaidistas y personal de infantería con entrenamiento de comando. El jefe del equipo sería el segundo teniente de la Fuerza Aérea   Joaquín Pou Castro.

Textualmente, en el tercer párrafo de la página 134 de su libro, Brian J. Bosch dice:

“El público entendía superficialmente el carácter del general Pérez y Pérez cuando se convirtió en el jefe de las fuerzas de seguridad del país.

Su compromiso con el deber, su autodisciplina y su control de las emociones eran comentados entre los que mejor lo conocían. Pero no de todos conocido era su carácter totalmente despiadado (utter ruthlessness, en inglés). El General ignoraba la sabiduría convencional de que el contraterrorismo estimulaba más terror y así permitía que el ciclo de la violencia continuara.

Más aún, creía que el contraterrorismo podía ser organizado eficientemente. La utilidad de la anterior creación de Pérez y Pérez, el escuadrón ligero encabezado por el teniente Pou, tendía a apoyar está visión favorable del contraterrorismo en algunos círculos de agentes del orden y de seguridad en República Dominicana.

Surge incontrolable “La Banda”  Siempre de acuerdo con el libro del coronel ® Bosch, con Pérez y Pérez a la cabeza de la Policía Nacional , se reorganizó la Plana Mayor e inició los preparativos para montar su proyecto antiterrorista. Para este fin, el teniente coronel Usino Osvaldo Guzmán Liriano fue transferido de la oscuridad de un destacamento de policía en el aeropuerto a depender directamente del general Pérez y Pérez.

Debido a que Guzmán Liriano debía permanecer con un bajo perfil en los esfuerzos antiterroristas, un oficial enlace fue designado para mantener contacto a tiempo completo con los operativos. Esta labor le fue asignada al primer teniente Oscar Núñez Peña.

Cerca de 400 jóvenes de los estratos sociales más bajos fueron reclutados para formar el “Frente Juvenil Democrático Anticomunista y Antiterrorista” que, desde el inicio de sus actividades, fue conocido como “ La Banda ”. El líder nominal fue el antiguo militante de izquierda Ramón Pérez Martínez, mejor conocido como “Macorís”.

El propósito inicial de acuerdo con lo que se conoció como el “Plan Abril” era desarticular los grupos de orientación izquierdista que operaban en Santo Domingo.

El autor de esta obra señala que “La Banda ” estuvo en función operacional desde la tercera semana de abril de 1971 y su primer objetivo era aterrorizar a los izquierdistas en las escuelas públicas y en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Era obvio que “La Banda” estaba conectada con la Policía Nacional pero, ante las denuncias publicadas, el presidente Balaguer prefirió considerarlos como numerosos rufianes independientes que, a lo sumo, podían ser acusados de conducta desordenada. El 12 de mayo Balaguer acusó a los partidos de oposición de usar a “La Banda ” como un pretexto para desacreditar su gobierno.

Washington presiona a Balaguer

Durante esa época un periódico trató de vincular a los oficiales del MAAG y a la asistencia de seguridad de Estados Unidos con “La Banda ” lo cual el coronel ® Bosch considera en su libro que era totalmente falso. El autor señala que en ese momento el general Nivar mostró interés en el caso y lo convidó a conversar dado que en ese momento se desempeñaba como Asesor Militar del MAAG en los cuarteles de la Primera Brigada.

Escandalizado por todos los desmanes de “La Banda” la embajada de Estados Unidos empezó a presionar al presidente Balaguer para que desaprobara esas acciones. Desde abril a agosto de 1971, cerca de 50 personas habían sido asesinadas. Por su impunidad absoluta, daba la impresión de que se convertiría en una institución permanente del gobierno de Balaguer. Esto se vio reforzado cuando el Director General de “La Banda”, Ramón Pérez Martínez (a) Macorís, fue a la televisión el 28 de agosto para acusar a Juan Bosch de ser responsable por la violencia del país. Volvería a los medios para explicar que el grupo anticomunista y antiterrorista era una garantía para la tranquilidad nacional. El autor del libro reseña que Balaguer se negaba a frenar a “La Banda ” a pesar de las peticiones del embajador de Estados Unidos, Francis Melloy. Fue entonces, el 28 de agosto de 1971, cuando un escrito en el New York Times firmado por Alan Riding describió los desmanes de “La Banda ” y el hecho de que el embajador Melloy alertó personalmente a Balaguer de las brutales actividades. Advertía el periodista que esas acciones podrían afectar las actitudes del gobierno estadounidense en relación con la cuota azucarera dominicana.

Balaguer ignoró la publicación del NYT pero luego el Washington Post y el Wall Street Journal publicaron artículos de primera página acerca del uso del terror por el gobierno de Balaguer. Estos artículos tuvieron un impacto profundo en el Presidente dominicano quien consideró que el momento había llegado para frenar el programa contraterrorista ya que ponía en peligro la cuota azucarera. En un discurso de Balaguer el 10 de septiembre de 1971, por fin ordenó al general Pérez y Pérez para que diera de baja al teniente Oscar Núñez Peña y disolviera “La Banda ”. Dos semanas después, República Dominicana recibiría una cuota sustancial de azúcar de los Estados Unidos. Asimismo se conocería la noticia de que el teniente Oscar Núñez Peña se había suicidado. Balaguer aprovecharía la oportunidad para hacer un trueque. Nivar Seijas sería designado Jefe de la Policía Nacional. Pérez y Pérez ocuparía la comandancia de la Primera Brigada. De esta manera, cada uno sacaría los trapos sucios del otro en los cargos que recientemente habían desempeñado.

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