Reportaje
Mirador Norte conserva sus encantos

<STRONG>Reportaje<BR></STRONG>Mirador Norte conserva sus encantos

Por Arismendy Calderón
Arismendy_ak47@hotmail.com
Todavía es un refugio natural que permite a los visitantes respirar aire puro y fresco en medio de  la vegetación que cubre el 85 por ciento de su extenso territorio. Allí, en medio de la frescura del inmenso follaje, el trinar alegre de las aves acentúa la quietud en el  bosque. La naturaleza expone sus maravillosos encantos, mostrando a los ojos humanos  la flora, la fauna y los valiosos recursos hidrológicos que se conservan casi intactos.

El Parque Nacional Mirador del Norte, con una extensión de cuatro millones de metros cuadrados, unos 9.41 kilómetros, es el más grande parque peri-urbano de la congestionada ciudad de Santo Domingo. Esta reserva natural forma parte de un conjunto de áreas verdes creadas en los gobiernos del extinto presidente Joaquín Balaguer. Algunas zonas boscosas se conservan vírgenes y nunca han sido alteradas  por el hombre.

Es el lugar ideal para los estudiosos que andan  tras la búsqueda incesante de nuevas especies para la ciencia.

Esta área protegida forma parte de otros espacios naturales urbanos frecuentados por miles de personas los fines de semana: El Parque Mirador Sur, el Jardín Botánico Nacional, el Jardín Zoológico, el Parque Mirador del Este, el Acuario Nacional y el Parque La Caleta.

Las condiciones naturales del parque han cambiado poco desde su creación, en 1995. El hombre ha hecho modificaciones, tales como senderos e infraestructuras, para facilitar y acomodar la estadía de más de 175,000 personas que visitan el lugar cada año con fines recreativos. Se le considera la columna vertebral o el eje central del Cinturón Verde de Protección de la ciudad de Santo Domingo. Es, indiscutiblemente, el lugar ideal y acogedor para entretenimiento, diversión o esparcimiento de la gran metrópoli.

Por su esplendor y sus maravillosos encantos naturales, esta extensa zona poblada de vegetación ha sido escogida para bodas, cumpleaños, bautizos, reuniones sociales y gremiales, visitas escolares, charlas, pasadías y caminatas al aire. La entrada sigue siendo una ganga: cinco pesos pesos los niños y veinte pesos los adultos.

Las personas que gustan disfrutar de escenarios naturales tienen una amplia gama de facilidades en el parque, tales como senderos ecológicos, humedales, manglares, lagos, cimas, mesetas, arroyos, zonas boscosas, espacios para observar aves. Las comodidades incluyen “gacebos”, botes para navegar, caballos para cabalgar, bicicletas, áreas infantiles, tren, kioscos, canchas deportivas, pasarela panorámica y restaurante. En el parque opera un destacamento policial y un centro de salud. 

 La naturaleza ha jugado su rol, sin ninguna intervención humana, aportando su sabiduría y  su magia para regenerar la vegetación del parque. Han sido justamente las aves que habitan en el parque las que, de  manera simple, sencilla y natural,  han  repoblado los bosques, ingiriendo, fertilizando y diseminando por toda el área boscosa las semillas de la vida. Es una dependencia mutua que forma parte del ciclo de la vida. Flora y fauna han interactuado durante años para embellecer este hermoso lugar.

 El área protegida no escapa al peligro del acelerado proceso de urbanización y a la contaminación producida por el monóxido de carbono o descargas de desechos urbanos de cañadas que vierten en el río Isabela. Otra amenaza latente, no sólo para el parque, sino también para el Cinturón Verde, es la arrabalización de su entorno. Barrios marginados se levantan sin ninguna regulación o planificación urbanística, sin servicios básicos, saturados de insalubridad.

Río Yaguaza, cañada Lebrón y otras fuentes de desechos urbanos que descargan y contaminan el río Isabela, constituyen una amenaza a la biodiversidad del Parque Mirador Norte, que tiene otros enemigos al asecho, particularmente la contaminación atmosférica que generan las industrias y las emanaciones gaseosas de diferentes orígenes.

Patronato, atribuciones. El parque tiene un patronato formado por personalidades e instituciones públicas, que tienen responsabilidades y atribuciones específicas en el manejo de este refugio natural.

Miembros del patronato

Arq. Rafael Calventi

Arq. Rafael Tomás Hernández

Dra. Sophie Jakouska

Arq. Mercedes Sabater de Macarrulla

Juan Alorda Thomas

Juan Luis Guerra

Huchi Lora

Rosángela Bobea de Brewsteur

Eleuterio Martínez

Presidente del Consejo Nacional de Asuntos Urbanos

Reynaldo Soriano, administrador Parque Mirador del Norte

Síndico Santo Domingo Norte

Síndico del  Distrito Nacional

Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales

Secretario de  las Fuerzas Armadas

Secretario de Obras Públicas y Comunicaciones

Parte de las responsabilidades de este grupo de hombres y mujeres es remover en el seno de la población de la ciudad de Santo Domingo y del  país la formación de una conciencia plena del significado del patrimonio ecológico allí reservado y fomentado para una mejor calidad de vida de las presentes y futuras generaciones.

Además, incentivar las actividades que promuevan el disfrute recreacional, educativo y cultural de esa área protegida.

Otra tarea es estimular el respeto, la admiración y la identificación del pueblo con los valores de la naturaleza allí congregados para regocijo de toda la ciudadanía y evitar al máximo que se destinen porciones del parque a intereses de grupos particulares.

Al patronato le corresponde supervisar y fiscalizar el Parque Nacional Mirador del Norte.

También  otorgar un descargo anual del ejercicio fiscal finalizado a la Administración del Parque y elegir un consejo directivo.

Las relaciones entre la administración y el patronato son armoniosas.

Santuario de Aves

Uno de los principales atractivos del parque es la gran cantidad de aves que habitan en el mismo. Es una verdadera riqueza ornitológica de especies endémicas y migratorias para disfrutarla a plenitud.  La Fundación Moscoso Puello  realizó un conteo e identificó 44 especies  de aves registradas, de unas 300 que existen a nivel nacional. De ese grupo, 21 son residentes, seis endémicas, 13 migratorias, dos colonizadoras y dos introducidas.

Las aves más comunes de este refugio natural urbano son: cigua palmera, carpintero,  cotorra, perico, cuatro ojos, gallareta,  pájaro bobo, pico cruzado,  ruiseñor, garza real, cracrá, barrancolí barranquero, julián chivi, cao,  pega palo, rolón, cigüita, entre otras especies.

Ornitólogos y aficinados a este relajante entretenimiento visitan periódicamente este refugio natural para disfrutar y estudiar las aves en su estado natural.

En cualquier zona de vida de este espacio protegido el visitante puede observar en la rama de un yagrumo, a simple vista, sin necesidad de binoculares, a un ruiseñor o un inquieto carpintero en su hábitat natural, afanoso por perforar la madera para anidar.

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