Reportaje
SOS en cárceles de Venezuela

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Venezuela
AP.-
El olor a pólvora, humo y gases llenan el pasillo que conduce al comedor de la cárcel. Octavio García no distingue muy bien lo que tiene a poco más de dos metros de distancia, pero se lanza a gatas en medio de la confusión.

Resbala en un charco de sangre hasta que da con alguien herido y lo arrastra por los brazos, poniéndolo fuera del alcance de las balas. «En esos momentos uno no piensa en el peligro, no hay miedo», dijo García a la AP. «Solo quieres sacar (rescatar) al que esté vivo».

Así recuerda este ex presidiario de 41 años uno de los tantos motines o enfrentamientos entre bandas rivales en una prisión venezolana.

En el 2007 la violencia carcelaria arrojó 498 muertos y más de 1,000 heridos en una población de poco más de 20,000 reclusos, según el Observatorio Venezolano de Prisiones, OVP, organización no gubernamental que vela por los derechos humanos en las cárceles.

 El informe del primer semestre del 2008 emitido por el Ministerio del Interior y Justicia arroja patrones similares.

«Uno de los principales problemas del sistema penitenciario venezolano es el hacinamiento.

La infraestructura es para 15,000 reclusos y casi todos los recintos están abarrotados, no tienen condiciones mínimas decentes», dijo a la AP Humberto Prado, director del OVP. «(Los reclusos) Sólo sobreviven».

Al cierre del mes de agosto de 2008, las estadísticas del OVP y del gobierno coinciden en más de 260 muertes y más de 400 heridos por violencia, a pesar de los intentos que hace el gobierno venezolano por humanizar las cárceles. Según la Dirección

 General de Rehabilitación y Custodia del Recluso, la sobrepoblación carcelaria ha excedido entre un 30 y un 40% la capacidad de los centros penitenciarios en los últimos diez años.

Haciéndose eco de esta situación de sobrepoblación carcelaria, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha exhortado al gobierno venezolano a adecuar las condiciones de vida en los penales a los estándares internacionales y a resolver el problema del hacinamiento. «Uno ahí dentro (en la cárcel) tiene que luchar por todo, hasta por un metro (cuadrado) de piso para descansar», dijo a la AP José Sánchez, un ex presidiario de 35 años que lidera a ‘Liberados en marcha’, una fundación cristiana para ayudar a ex reclusos.

Ysmel Serrano, director de Rehabilitación y Custodia, declaró a la AP que en agosto del 2008 los recintos penitenciarios albergaban a más de 23,400 reclusos.

El presidente Hugo Chávez decretó emergencia penitenciaria en el 2004 y activó un Plan de Humanización, concebido del 2006 al 2013. Pero desde entonces se ha incrementado el número de muertes violentas en las cárceles.

 Según datos de la OVP confirmados por el ministerio del Interior y Justicia, 1,570 personas han muerto en hechos violentos dentro de las cárceles en los últimos tres años y medio, luego de activado el plan de humanización.

Serrano reconoce las fallas del sistema y las atribuye en buena medida a «la falta de continuidad administrativa, (pues) no se siguen los planes». Este funcionario, que asumió el cargo en marzo, es el 16to director de prisiones en los nueve años de gobierno de Chávez.

En ese lapso también ha habido once ministros del Interior y Justicia.

Serrano sostiene que la crisis carcelaria es un problema «heredado» de administraciones y gobiernos anteriores, y que hay un problema de fondo, «estructural, de cultura, de pensamiento». «Es un ‘submundo’, con el respeto que merecen los seres humanos que ahí habitan», señala el funcionario. Prado, un ex recluso, coincide y dice que la crueldad «parece haberse incrementado», como lo reflejan los cadáveres cortados en pedazos y colgados de columpios luego de una riña en la cárcel de Anzoátegui en junio de 2007. Prado considera que «el interno responde al tipo de ambiente que pisa, se fortalece la maldad interna». Agrega que los reclusos a veces tienen «un armamento que es superior al de las propias autoridades». 

El tráfico de armas, drogas y aparatos electrónicos dentro de las prisiones es uno de los factores que contribuye a la violencia. «Incluso existen tarifas para cada uno de los servicios», cuenta Prado.

La cifra

34%

Ha sido enjuiciado. Las autoridades judiciales de Venezuela tan sólo han juzgado y condenado el 34% de los reclusos, en tanto que casi el 60% tienen sus procesos demorados, de acuerdo con OVP y la organización no gubernamental venezolana Provea, que vela por los derechos humanos.

Hallan armas

 En su informe del primer semestre de 2008 las autoridades revelan haber decomisado casi 1,800 armas blancas, 600 armas de fuego, casi 8.800 alijos de droga y casi 12,500 objetos prohibidos que incluyen teléfonos celulares, cargadores y municiones.

En los penales más peligrosos la ley imperante es la de los reclusos, divididos en bandas que gobiernan en ciertos sectores. Los líderes son llamados «pranes» y también tienen poder fuera de los centros penitenciarios, con sistemas de comunicación que van de mensajes con familiares hasta celulares que sobreviven a las requisas.  «Aunque nos duela, las cárceles en Venezuela fueron concebidas como depósitos de seres humanos, reclusos y funcionarios, y ellos desarrollaron sus reglas», dijo Serrano a la AP. «Yo sé lo que es ver un ser humano herido por mí. Yo pasé de matar a rescatar, a tratar de salvar vidas», dice García, aludiendo a su conversión a la fe cristiana.  Marcado con varias cicatrices en el rostro, García estuvo preso desde los 13 hasta los 37 años, varios de ellos en cuatro de las más peligrosas cárceles de Venezuela. Para humanizar las 30 centros penitenciarios del país, el gobierno de Chávez pretende descongestionar los penales. Se anunció la construcción de seis recintos que albergarán 3,000 reos, de los cuales ya se inauguró en junio el de Coro, estado Falcón, a 300 kilómetros  de Caracas, con capacidad para 850 personas.

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