Algunos legisladores son médicos, otros maestros, algunos transportistas, abogados, pastores y activistas de minorías.
El Congreso Nacional en estos próximos cuatro años se puede catalogar de variopinto.
El énfasis, más que en el Senado de la República, recae en la Cámara de Diputados, donde la conformación es abigarrada.
Esta parte del órgano legislativo incluye a dos pastores de iglesias evangélicas, con templos abiertos; a una exreina de belleza, una artista-merenguera activa, un periodista, comunicadores y presentadores de televisión.
Muchos diputados son abogados, políticos, transportista, exchoferes de vehículos; empresarios de banca de lotería, una defensora de los derechos humanos y laborales de las trabajadoras sexuales y muchos empresarios de distintos sectores.
Dos son influencer, algunos son funcionarios del Estado o repiten como diputados. Uno es médico, especialista en urología-cirujano.
En el cuatrienio pasado, un grupo de legisladores eran abogados, al menos cuatro eran maestros, afiliados a los grandes partidos políticos; alrededor de 10 eran médicos, de los que uno era cirujano; dos eran odontólogos; dos psiquiatras. Uno era filósofo y tres eran periodistas, sin ejercer la carrera.
En el Senado, hay legisladores médicos, dos transportistas, políticos y empresarios, abogados y activistas comunitarios. El Senado tiene legisladores médicos, transportas, abogados, politólogos, dos transportas, un politólogo, varios abogados, y un merenguero, entre otras profesiones.
La función de legislador no requiere de formación académica, lo que permite que algunos de sus miembros puedan postularse y ganar curules sin tener una profesión y sin ser bachilleres.