Representación pétrea astrológica en capilla del Rosario

Representación pétrea astrológica en capilla del Rosario

La Zona Colonial, el centro de mayor interés cultural de Santo Domingo, cuenta con un curioso detalle ornamental pétreo en el techo de la capilla de la Virgen del Rosario, en el Convento de los Dominicos, situado en la calle Padre Billini, frente al parque Duarte. Estos detalles, por lo regular, pasan inadvertidos para muchos feligreses y para el público en general, debido al desconocimiento de esas figuras y signos. Están situados en la segunda capilla, a la derecha de la entrada principal, la cual también sirve de sagrario.

A la entrada, la capilla tiene una importantísima manifestación del renacimiento y la época barroca. Pero estos signos pudieron haber sido una enseñanza gráfica de motivos cosmológicos, de cuando en el recinto estaba la Universidad de Santo Tomás, primera de América.

Están expuestos en el techo del interior, donde en la parte central en altorrelieve tiene un labrado pétreo del sol; a su alrededor se aprecian diversas estrellas desparramadas, las cuales entre nervaduras sobresalientes de la crucería simbolizan los bienaventurados.

Mientras, en esa extensa superficie también simétricamente diseminados sobre cúmulos aplastados, se observan los doce dignos zodiacales. Es una curiosa variedad astrológica que alcanzó el más efectivo contraste en el objetivo del conjunto al destacarse el color crema del labrado pétreo con el blanco de los lados.

Asimismo, en cada uno de los triángulos curvilíneos, que forman su anillo y bajo sus pies, sobre unas nubecillas surgen los signos de Libra, Piscis, Cáncer y Escorpión. Además, en la concha estriada del ábside se aprecian las escamas de un pescado y las trenzas del rabo de un centauro.

A los lados están grandes efigies de las cuatro estaciones del año, que son: Júpiter, “padre de las deidades”, que muestra en su rostro barbas y una corona real en su cabeza. Su vestimenta es un corto capote. Su mano derecha sujeta el cetro que representa la superior autoridad y en la izquierda empuña el cuerno de la abundancia que descansa sobre el hombro, para simbolizar la Primavera.

Marte, “divinidad de la guerra”, hijo de Júpiter, que tiene su cabeza cubierta con un yelmo guerrero, un largo sable en la mano derecha y en la otra un broquel que lo escuda, simboliza el Verano.

Mercurio, “deidad del comercio”, joven fuerte y jovial, que cubre su cabeza con un yelmo alado, igualmente los tacos de sus zapatos, es el enviado que rápidamente cumple los deseos de las deidades. Su dorso lo cubre una túnica. Su mano derecha lleva una varilla larga con dos alas en la punta y rodeada de dos culebras, que simbolizan la paz. En la otra alza un compás grande y oculto detrás de sus pies hay un globo que representa las artes redimidas de la sabiduría. Simboliza el otoño.

Saturno, “divinidad de la agricultura”, seco y flemático, también tiene una cara barbuda, un curioso gorro triangular con el vértice tronchado. Su mano derecha sostiene la guadaña que sega los trigales. Este representa el Invierno.

Este es un ejemplo de cómo los valores culturales se habían estado separando en el Viejo Mundo y adquirieron otro significado en el Nuevo, debido a que en Europa las deidades eran despreciadas como reliquias del paganismo, pero aquí increíblemente encajaron con facilidad en el decorado cristiano de esa capilla.

También está considerada como una de las tres cúpulas con parecido concepto de los cuerpos celestes que existen en una metrópoli, las cuales son excepcionales, incluso en el arte litúrgico de los templos.

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