Gelsenkirchen (Alemania). (EFE).- Dos goles de un notable Tomas Rosicky, acompañado de uno previo del “gigantón” Jan Koller, dieron un claro triunfo a la República Checa ante una pobre selección de los Estados Unidos (0-3), que se vio superada de principio a fin por su rival.

Un conjunto checo que gustó tanto como defraudó el norteamericano, que pese a fiarse de su “colonia en Europa” (8 de los 11) sigue sumando por derrotas sus partidos mundialistas en tierras europeas, que con el de hoy ante la República Checa ya son ocho de ocho. La República Checa, pese a vivir su primer mundial como tal y faltar en una fase final desde “Italia’90”, donde estuvo como Checoslovaquia, se mostró muy superior, más metido en partido y más curtido que unos Estados Unidos que no mostraron nada positivo.

Su auténtico líder y motor es Nedved, “Balón de Oro” europeo. Sabe estar próximo a la retirada (la podría adelantar si su club, el Juventus Turín, desciende de categoría por presunto fraude deportivo) y por eso echó más ganas que ninguno.

Se movió por el campo -lo que le hace imprevisible- y siguen siendo notables sus incorporaciones ofensivas.

Checoslovaquia tiene al gigante Koller, peleón, atosiga a las defensas y de cabeza es letal. Koller, apenas cumplido el minuto cinco de partido, empezó a amargar la noche a Estados Unidos. Utilizó su veteranía en el desmarque y su altura para machacar de cabeza tras un excelente centro desde la derecha de Grygera.

El “gigantón” checo se tuvo que retirar cerca del descanso por una lesión en la parte posterior del muslo izquierdo, que parece grave. Un duro golpe pues se había recuperado para el mundial de una grave.