EDUARDO KLINGER PEVIDA
El Dr. Jeremy Rifkin es una de las personalidades más relevantes en términos de los cambios energéticos y en especial del papel que puede jugar el hidrógeno en ese contexto. No fue casual que el impartiera la primera conferencia en el programa temático de la Primera Semana Internacional de la Energía – SEIDE – que tan solo hace unas pocas horas concluyó en esta capital.
El Dr. Rifkin fue también una de las cinco personalidades que reconoció la Academia de Ciencias de la República Dominicana otorgándoles la condición de Miembro Concurrente de la misma. La ponencia de este integrante de la élite pensante mundial de nuestros días sobre los problemas energéticos mundiales versó sobre lo que el denominó como «Tercera Revolución Industrial». Ello habría de marcar desde esos primeros momentos parte del espíritu que prevalecería en las sesiones de trabajo.
Hubo coincidencia plena y absoluta en todos los participantes sobre la necesidad de dejar atrás la era de la utilización de los combustibles fósiles, tanto porque los mismos tienen una disponibilidad finita como por su responsabilidad contaminante y en el cambio climático cuyos efectos ya estamos padeciendo. Ya hoy el uso de los combustibles fósiles es un lastre bien pesado de la economía mundial.
En consecuencia con ese desafío la Unión Europea se ha planteado alcanzar para el 2020 un ahorro del 20 % en la utilización de aquellos y, correspondientemente, una reducción del 20 %, con relación a los patrones de 1990 para ese mismo año, de los gases que están produciendo el calentamiento global.
Entendiendo como Primera Revolución Industrial, en los inicios de la edad moderna, el momento de la confluencia de la tecnología del vapor que se generaba con carbón. Ya a finales del Siglo XIX y durante las primeras seis décadas del XX comienza y se intensifica la utilización del petróleo y el desarrollo del motor de combustión interna: base de la Segunda Revolución Industrial.
Para el Dr. Rifkin hemos llegado a la era del hidrógeno y, consecuentemente, a una Tercera Revolución Industrial.
Nos dijo en su comparecencia: «La creación de un régimen de energía renovable, almacenado parcialmente en forma de hidrógeno y distribuida por redes interconectadas inteligentes, abre la puerta a una Tercera Revolución Industrial y debería tener un efecto económico multiplicador tan fuerte en el Siglo XXI como la convergencia de la tecnología de la imprenta con las tecnologías del vapor en el siglo XIX y la conjunción de las formas de telecomunicación eléctrica con el petróleo y el motor de combustión interna en el siglo XX. Se vislumbra en el horizonte la Tercera Revolución Industrial y la primera región que consiga sacar el máximo partido a la misma será quien marque el ritmo del desarrollo económico del resto del siglo».
Para asumir su rol en la Tercera Revolución Industrial la UE ha identificado, nos dice el Dr. Rifkin, tres pilares:
* El uso intensivo de energía renovable; entiéndase de fuente solar, eólica, hidrológica, geotérmica, mareomotriz y de biomasa.
* El desarrollo de la técnica de almacenamiento; la utilización creciente del más eficiente medio universal de «almacenamiento»: el hidrógeno. Con ese recurso acumular la energía renovable que se genere y así garantizar un suministro estable y seguro tanto para la producción energética como para el transporte. No tenemos espacio para extendernos sobre el tema pero ya existe la tecnología para la obtención del hidrógeno de manera económica y eficiente.
* Una Red Eléctrica & Inteligente. Un sistema conectado en tiempo real a los cambios meteorológicos y que es capaz de ajustar permanentemente el flujo eléctrico a las necesidades del consumo.
Para la República Dominicana insertarse en esa «Revolución» por demás ineludible es un desafío colosal. El Lic. Arístides Fernández Zucco, presidente de la Comisión Nacional de Energía, señalaba en su discurso inaugural del evento que la matriz de generación nacional se sustenta en un 73% en el uso de hidrocarburos, el 18% de origen hidráulico y solo un 7% proveniente de la biomasa. Mucho se habló sobre este punto y más adelante le comentare, entre otros trabajos, el del Ing. Luis Quiñones que presentó interesantes reflexiones sobre la matriz dominicana.