República Dominicana en su derecho y Haití en la ilegalidad

República Dominicana en su derecho y Haití en la ilegalidad

Como si no estuviera hablando desde un país sometido en este momento a total negación de respeto a ordenamiento jurídico alguno y azotado por las mayores violaciones a los derechos humanos en América, el llamado Consejo de Transición del Estado haitiano incurre en la arrogancia de acusar a las autoridades dominicanas de desconocer prerrogativas de sus habitantes que aquí se establecen infringiendo normas de inmigración emanadas y aplicadas con legitimidad por los poderes públicos enmarcados en usos democráticos en los que República Dominicana es ejemplo en este hemisferio. Absurdo e insostenible afirmar ante el mundo que en el territorio nacional los súbditos haitianos son discriminados y atropellados por el solo hecho de que se regula su presencia cuando no cumplen requisitos de ley, extrañándolos tan sistemáticamente como transgreden los límites nacionales y en la misma forma en que proceden gobiernos de otras latitudes. A partir de que Haití sigue su marcha hacia un naufragio total de su exigua institucionalidad por el avance dominante sobre su territorio de una docena de bandas criminales muy bien armadas y unidas como un solo ejército para la barbarie, República Dominicana se siente cada vez más cerca de una turbadora extinción total del control civilizado sobre casi 28 mil kilómetros cuadrados de ominosa adyacencia.

Puede leer: Más allá de la curva se ha fallado, Presidente

Sin nadie en el contexto internacional colocándose contra ese desastre, el país tiene que protegerse en soledad de amenazas al orden interno con las restricciones inmigratorias que considere de lugar para lo cual no necesita excederse en métodos de fuerza que desconozcan la dignidad humana y sin afectar a los inmigrantes que en número importante están autorizados a residir en el país con una parte de ellos respaldados por los centrales azucareros para estadas temporales y renovables y acogidos de la misma forma para otras actividades productivas aunque seguirá siendo necesario combatir la informalidad ocupacional. Además de que el Gobierno dominicano ha reiterado su disposición de colaborar con Haití en el marco del respeto mutuo con una «visión solidaria y constructiva» que no es la que exhibe la irrespetuosa contraparte carente de argumentos bien fundados.

Más leídas