El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de publicar un informe en el que advierte que el sistema económico internacional en el que han operado la mayoría de los países en los últimos 80 años “se está reseteando, marcando el inicio de una nueva era para el mundo”.

Y recomienda que “en un contexto de tensiones comerciales y elevada incertidumbre en torno a las políticas, el camino a seguir estará determinado por cómo se afrontan las dificultades y se aprovechan las oportunidades”.

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Aunque la disputa arancelaria ha llevado al FMI a reducir la proyección de crecimiento de la economía mundial a 2,8 % en 2025 y 3 % en 2026 (para República Dominicana espera un crecimiento de 4 % en ambos años), aclara que las perspectivas de crecimiento podrían mejorar de forma inmediata si los países moderan la posición actual de su política comercial y forjan nuevos acuerdos comerciales.

Fíjense que el FMI, reconocedor de los desequilibrios comerciales, no contempla la posibilidad de que se abandonen los aranceles ni la recomienda, sino de que se moderen, que es lo que creemos ocurrirá.

Recuerden que esta disputa arancelaria no inicia ahora, arrancó en la primera gestión de Trump, con la imposición de aranceles que, a pesar de las diferencias ideológicas, mantuvo su predecesor, Joe Biden.

República Dominicana está entre los países con mejores condiciones para ocupar una posición ganadora en el tablero arancelario, tanto por las posibles ganancias de participación en el mercado de Estados Unidos que perderían otros países que recibirían castigos arancelarios más severos, como por desvíos de inversiones hacia el país, enfocadas para el mercado de EE. UU. y provenientes de países que tendrían mayores desventajas para entrar a ese mercado.

Para que se entiende mejor, redactamos de esta manera: si los aranceles a cualquier otro país son más altos que el aplicado a la República Dominicana, las empresas establecidas en ese otro país pueden encontrar más atractivo invertir en mercados donde no existen restricciones comerciales, donde pueden producir y vender sus bienes sin el costo adicional aranceles más altos.

En realidad el país se ha estado beneficiando de ese desvío de inversiones desde antes de la actual disputa arancelaria.

Sin embargo, con los actuales aranceles, productos dominicanos pudieran quedar en desventaja con productos de México (este país quedó excluido del arancel mínimo del 10 %), y eso es motivo de preocupación. Pero las negociaciones bilaterales han iniciado con buen pie y tenemos una buena base de apoyo que nos ayudará a lograr que el trato arancelario sea ventajoso, y es la de que somos un socio estratégico altamente valorado por el gobierno de Estados Unidos.

Esto augura que, a pesar de la incertidumbre mundial, las negaciones bilaterales, que deben ser guiadas por el buen juicio técnico y sin asumir que la contraparte se chupa el dedo, conduzcan a acuerdos que coloquen al país en una posición ganadora en la actual disputa, con un aumento en la participación en el mercado de Estados Unidos y con una mayor recepción de inversiones.